[NOTA: 7,5 ]
Llevamos cuatro capítulos de la décima temporada y todavía no nos hemos quedado boquiabiertos con ningún giro. No han sacado aún la artillería pesada, pero pese a ello ‘The Walking Dead’ está manteniendo un nivel constante que roza esa explosion narrativa que nos deje sin palabras. Está siendo una temporada muy sólida, llena de entretenimiento que no baja el nivel en ningún momento y que nos pone la miel en los labios constantemente. Queremos acabar con los Susurradores. Queremos que Carol mate a Alpha. Queremos saber si la redención de Negan es real. Queremos saber muchas cosas, y el camino que estamos recorriendo hasta llegar a las respuetas está siendo fascinante.
‘Silence the Whisperers’ (10×04) consigue que sintamos aún más fuerte la amenaza de los Susurradores sobre nuestros supervivientes. La semana pasada era Alejandría quien sufría el ataque constante de zombis en su territorio, esta vez le ha tocado el turno a Hilltop y, parece ser, que la semana que viene le tocará a Oceanside. Bajo esta aparente calma se está cocinando lentamente una guerra que promete ser una de las más sangrientas de ‘The Walking Dead’, o al menos de las más pasionales. Porque esta lucha no es solo de supervivencia, es realmente de venganza.
EL ÁRBOL
La caída de un árbol en Hilltop (que derriba parte del la muralla poniendo a sus habitantes en peligro) y la llegada de una horda de zombis desata una crisis de identidad incontrolable en Ezekiel. Pese a que esta temporada había quedado en Segundo plano es un personaje que lo tuvo todo y que ahora lo ha perdido todo. Perdió su reino y su sueño de unir a un grupo de comunidades que pudieran vivir en armonía. Y todo esto ocurrió en el día en el que todo por lo que había luchador se iba a materializar (la Feria de los Nuevos Comienzos), un día que finalmente pasó a la historia por una matanza humana y no por el inicio de una nueva etapa de Convivencia. Y a todo esto hay que sumarle el haber perdido a Carol, su máximo apoyo en los últimos tiempos. Esto tenia que explotar de alguna forma.
El beso con Michonne era innecesario, pero también es verdad que es tan patético que no hace más que darle más fuerza a su crisis, a su pérdida de rumbo, a su deseo de sentir cosas en un momento en el que ya nada le hace pensar en el future. Un beso que nos podíamos haber ahorrado pero del que ellos mismos se ríen durante la escena, dándole la credibilidad que le podría haber faltado a un momento tan forzado. Parece que este momento de debilidad ha terminado y que volvemos a tener el Ezekiel que construyó un reino y que luchará hasta el final por los suyos.
LAS AMENAZAS
Lydia consiguió nuestra confianza la temporada pasada pero no la de los habitantes de Alejandría. Qué dura es su trama esta semana. Una chica maltratada física y psicológica, rechazada por los que le rodean, que solo encuentra apoyo en uno de los grandes villanos de la serie a los que el resto tampoco aceptan. Miento, también tiene el apoyo de Daryl, que en cierto modo se ha sentido como su mentor, como su padre. Pero esta semana las cosas cambian, porque se da cuenta de que realmente esa función protectora la está hacienda Negan, no él. Y por si fuera poco su afecto hacia Lydia se oscurece cuando Michonne le pide que la mantenga sana y salva porque de lo contrario los Susurradores pueden tomar represalias.
Lydia se ha convertido sin saberlo en una moneda de cambio, que pone en un dilema a Daryl, que la protege con la misma sinceridad como lo hizo con Henry. La quiere como a una hija. O como a una hermana, da lo mismo. Es muy triste que decida inculparse por la liberación de Negan solo para que la encierren y acabar con ese acoso. Perfiere estar entre rejas a seguir disfrutando de ese sueño de civilización que es Alejandría. Esta semana Lydia se humaniza más que nunca, dejando claro que tiene un lado duro capaz de plantar cara a quien sea pero que su punto débil acaba siendo ese sentimiento de dolor que tanto la humaniza.
LAS LLAVES
Es Lydia la que dice que consiguió las llaves y que liberó a Negan. Sabemos que es mentira, pero si hubiera sido cierto habría tenido todo el sentido del mundo. Negan salva a Lydia en una de las situaciones más difíciles que ha vivido desde que la conocemos, dando él un paso hacia la humanización después del retroceso de la semana pasada. Están moviendo a Negan entre dos aguas para que el espectador no sepa realmente qué esperar de él. No sé hasta qué punto me gusta que dudemos después de habermos hecho creer en él gracias a Judith. Tienen que jugar muy bien esta baza en un momento clave de la temporada en el que nos comamos las uñas porque el destino de algún personaje esté en sus manos y nos epamos qué va a hacer.
El destino de Negan debería ser convertirse en uno de los buenos y seguir con nosotros varias temporadas más. Porque si no lo debían haber matado cuando debieron. Con la salida de Michonne tiene muchas papeletas de convertirse en un peso pesado en Alejandría, aunque con la de pasos atrás que está dando ya no tengo nada claro en este tema. Ahora ha escapade, no sabemos cómo ni por qué. En cualquier caso, aunque crea que no debían haber dado marcha atrás con él y sembrar dudas, me gustan cómo lo están haciendo. Por otro lado es lógico que alguien no pase de undía para otro de ser un asesino loco a ser un líder en el que todos podamos confiar.
Y ya para terminar. Me ha encantado la conversación de Michonne con Judith en la que la niña analiza la táctica de los Susurradores. “Quizá estén cambiando sus normas”. Esta niña no tiene ni un pelo de tonta, solo hay que verla matar zombis con la misma destreza que Michonne, pese a su escasa estatura. Aquí tenemos uno de los personajes más potentes de las próximas temporadas. El espíritu vivo de Rick y también de Michonne, aunque no lleve sangre de ella. Bravo.