[ UK | 2020 | BBC | 1 capítulo de 60 min | NOTA: 7 ]

‘Doctor Who’ quiere romper con todo desde que tiene una mujer al mando. Tanto que el tradicional capítulo del día de Navidad ha pasado a emitirse en Año Nuevo. Un cambio simbólico que da mayor identidad a esta nueva etapa. El episodio es muy bueno. Da un paso adelante en la construcción, prácticamente desde cero, que está haciendo la serie del universo whovian. Mantiene esa sencillez narrativa que ha mostró en la undécima temporada pero se reconcilia con los elementos más clásicos. Vuelve a tener protagonismo la Tardis y volvemos a enfrentarnos a un malvado Dalek dispuesto a destruir la Tierra. Una pequeña vuelta a los orígenes de la serie manteniendo intacta la esencia de esta etapa.

Me encanta cómo ‘Doctor Who’ es capaz de volver una y otra vez a los Dalek y que los resuciten de formas tan bonitas. La historia de la gran guerra es realmente perfecta. Cómo partieron ese Dalek en tres para enterrar cada parte en un rincón del mundo. Cómo una de ellas nunca llegó a su destino y ahora es desenterrada en Sheffield, resucitando el gran villano. Me encanta. Un enemigo eterno que hace que la Doctora conecte con sus anteriores encarnaciones, desencadenando una lucha personal con años de historia. Qué ganas teníamos de volver a ver a un Dalek en acción, la verdad.

El reinicio que ha hecho ‘Doctor Who’ en la undécima temporada obliga a presentar a los Dalek para los nuevos. “Los Dalek son el remanente mutado de una raza en guerra, creado genéticamente y alojado en una caja de metal diseñado para ser una máquina de matar implacable”. Y se identifica un tipo de Dalek, el “explorador de reconocimiento, que tienen habilidades más allá del soldado normal Dalek y que fueron los primeros en salir de Skaro”. Un solo Dalek que es capaz de llevar un capítulo lleno de acción y entretenimiento. Qué importante es tener un buen villano.

COMPANIONS

Me siguen sobrando companions, sigo pensando que no hay trama para tanto personaje y que durante mucho tiempo están sin hacer nada relevante. Es verdad que en este episodio ya he sentido que mi mente los había integrado por completo en el universo, que la temporada anterior había hecho su efecto y ya no pienso en la Doctora sin pensar a la vez en sus companions. Eso me gusta. En este episodio desarrollan a Ryan con la historia de su padre. Me encanta que cuando aparece Aaron la Doctora ipso facto le reproche cómo ha defraudado a su hijo. Son detalles así los que más construyen las relaciones con la Doctora, esos gestos en los que se demuestra que pese a su excentricidad se preocupa mucho por ellos.

La historia del padre de Aaron guarda grandes momentos. Esa conversación en un bar cualquiera en el que Ryan le dice todo lo que lleva guardado en su interior durante años y su padre rompe sus miedos confesándole el porqué de su forma de actuar, de su desconexión con la familia. El padre de Ryan llega para que el guión salve su personaje de la oscuridad en la que le tenían metido. Podría incluso tener más papel en el futuro. Su papel en el desenlace de la trama (con su horno-microondas) me ha parecido demasiado absurda, quizá lo que menos me ha gustado del episodio, pero aún así es algo insignificante.

Parte del éxito del episodio también recae en sus secundarios, Lin y Mitch, que nos presentan una historia de amor que nos conquista desde el minuto uno con dos personalidades tan blancas como entrañables. En muy poco tiempo de construcción consiguen que nos de pena que Lin haya sido controlada por el Dalek y que temamos por ella. Dos personajes que no me importaría verlos como companions.

CLAVES DEL CAPÍTULO

He hablado de lo que supone para el universo whovian el que vuelvan a rescatar a los Dalek, pero hay algo igual de importante que implica una conexión más con la historia clásica. Después de una undécima temporada en la que la Tardis no tuvo papel alguno, este capítulo le vuelve a dar el protagonismo que le habían robado. Volvemos a tener escenas clave dentro de la Tardis, usando su tecnología para saber dónde está Lin y descubrir que está siendo controlada por el villano. También usarán su tecnología para hablar con el Dalek a través de un “rastreo biológico conectado a la holo-proyección”. Por fin el tándem que siempre a acompañado a los doctores está al completo.

Otro momento clave en su conexión con la historia clásica es cuando la Doctora intenta contactar con el Cuerpo Unificado de Inteligencia (UNIT) que, según le dicen, ha sido suspendido y ya no opera. Pregunta por Kate Stewart, pero no saben nada de ella. Recordemos que habíamos visto UNIT en la primera temporada en ‘Aliens of London’ (1×04) y ‘World War Three’ (1×05) donde enviaron a una delegación a una convención de expertos al 10 de Downing Street. UNIT aparecería otra vez en ‘The Christmas Invasion’ (2×00), en el capítulo especial de Navidad en el que aparece por primera vez David Tennant.

UNIT también apareció en los spin-offs ‘Torchwood’ y ‘The Sarah Jane Adventures’, aunque estas dos aún no las he visto. Lo que está claro es que esta referencia, este guiño pasajero, puede ser una puerta que se abra en la próxima temporada para recuperar un órgano ocupado a esas amenazas alienígenas importantes que podrían acabar con la humanidad como la conocemos hoy. Por cierto, me ha encantado que descubrir la unidad de tiempo de los Daleks: los RELS.

Resumiendo. ‘Resolution’ es un gran capítulo que amplía el universo de la Doctora como no lo había hecho la undécima temporada. Una vuelta a elementos clásicos de ‘Doctor Who’ sin que pierda esa sencillez narrativa que caracteriza esta nueva etapa y que la diferencia de las anteriores. Un episodio que demuestra que la dinámica de grupo entre personajes fluye ya sola y que deja promesas de una duodécima temporada más compleja en cuanto a ideas. Parece que ‘Doctor Who’ ya está dispuesto a ampliar el universo whovian con la Doctora. Os dejo a continuación uno de los mejores momentos del episodio.

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