[NOTA: 6,5]

The Walking Dead ha decidido ir al grano con la Mancomunidad y ahorrarnos todo lo insustancial. ‘Nuevas rutas’ (11×10) da un salto temporal respecto al episodio anterior y nos lleva al día 30 de nuestros supervivientes como miembros de esta comunidad. En este tiempo se han trasladado y se han ido incorporando a esta nueva sociedad cada uno de distinta forma. Daryl en la seguridad y defensa, Princesa como tendera, Connie como reportera… Tenemos un poco de todo. Pero lo importante no es en lo que trabajen, lo importante es que no es oro todo lo que reluce en la Mancomunidad y que tras este modelo aparentemente idílico hay unas grandes desigualdades de clases y un descontento general por los más oprimidos.

Este salto temporal nos permite aterrizar en la Mancomunidad cuando las sospechas de que algo pasa empiezan a despertarse. Dayl empieza a ver que los privilegios no siempre se ganan (Sebastian los tiene por derecho aunque no los merezca). Carol empieza a ver cómo los servicios que ofrecen en muchos casos no son reales (Ezekiel nunca será operado porque morirá antes de que le llegue su turno). Incluso dentro de los miembros originales de la Mancomunidad las alarmas se disparan sutilmente (Mercer no parece comprender opresiones como la de Tyler). Este episodio cumple dos funciones claras: situar todas las fichas de la Mancomunidad y encender la mecha que acabe explotando todo.

UN HALLOWEEN DIFERENTE

La festividad de Halloween nos sirve para ver la Mancomunidad de retrato, la perfecta, la que se vende como valor de esta sociedad. Una comunidad con su laberinto del terror, concurso de disfraces, baile de máscaras, lotería… no le falta de nada. Demasiadas sonrisas de cartón para una comunidad desigual, déspota con los de clase inferior y que vende una unidad que no es real. Carol vuelve a escena con su mirada analítica con la que esgrime y valora cada aspecto de esta sociedad. No le convence, sabe que hay truco, pero ahora su prioridad es Ezekiel y que le puedan operar para salvarle la vida.

Tomichi le confiesa que Ezekiel está en la lista para ser intervenido, pero que el número que le han otorgado es altísimo y que cuando le llegue su turno seguro ha muerto. Carol decide solucionarlo sobornando a Lance ofreciéndole unos vinos (para la fiesta de máscaras) dignos del paladar de la Gobernadora Pamela. El problema es que aunque consigue salvar a Lance de esta situación, él le va a seguir pidiendo favores hasta que considere suficientes como para colar a Ezekiel y que sea intervenido con urgencia. Este chantaje de favores no ha hecho más que comenzar y no parece que vaya a acabar bien.

INSTRUCCIÓN AVANZADA

Mientras la gente disfruta de Halloween, el ejército de la Mancomunidad se entrena sin descanso. Son muchos los grados que hay, y aunque Daryl vaya siendo reconocido hasta el final del capítulo (tras arrestar a Tayler) no recibe el traje oficial. Ahí la mecha se enciende con Sebastian, el hijo de Pamela, que pese a formar parte del ejército no sabe hacer la O con un canuto y se siente brutalmente amenazado por Daryl. Que le entregue a Tyler para quedar bien delante de su madre es un gesto del que Daryl busca algo, obviamente. Le interesa rebajar la tensión con él porque Sebastian no deja de ser un niño de mamá y se la puede liar bastante gorda.

Según explica Mercer, lo que se busca de los miembros del ejército de la Mancomunidad es que sean rápidos y sobre todo que trabajen en equipo. En los entrenamientos su objetivo no es matar, sino hacer todo coordinado con sus compañeros. Los llevan al límite. Les vemos en la Casa de la Matanza cómo se juegan la vida sin que los supervisores intervengan. Una seguridad que parece máxima pero que sabemos que no es inquebrantable, porque Carol ha salido de sus fronteras para traer el vino que le proporciona a Lance. La Mancomunidad no solo tiene fisuras entre su gente, también en su cercado.

DEGRADACIÓN INSTANTÁNEA

El caso de Tyler es reflejo del sistema de esta comunidad, en la que con mucho esfuerzo puedes ir ascendiendo, consiguiendo puestos o trabajos, y mejorando tus condiciones de vida. Pero en cuanto algo falla la degradación es instantánea. Hasta que a Daryl no le dan el traje del ejército oficial vive en un diminuto piso con Judith y compañía en el que las condiciones son bastante deplorables. Nadie viviendo en un lugar así, con unos ruidos con los que es imposible dormir, puede ser tan feliz como la gente que veíamos en la fiesta de Halloween.

Nos enfrentamos ante un nuevo sistema social con muchos peros y que, aunque fuera perfecto, les seguiría siendo extraño a los supervivientes de Alejandría. Pensar en dinero otra vez, en trabajos, en puestos… es un nuevo mundo que se presenta aún más complicado por la opresión que esconde detrás. Sabíamos que Maggie y Lydia no estarían en la Mancomunidad seis meses después del final del episodio anterior, pero ahora sabemos que ni siquiera han venido de primeras.

Despedimos el episodio 22 días después de entrar en la Mancomunidad. Nos queda mucho por saber aún sobre ella y sobre lo que está pasando fuera. Pero lo que resta de temporada promete una escalada de tensión constante y una posible destrucción desde dentro, impulsada por los menos favorecidos de esta comunidad. Aunque es un episodio extraño, que cambia por completo las dinámicas de la serie, es muy efectivo y entretenido y promete. Por cierto, compro la relación de Princesa y Merecer con los ojos cerrados.