[NOTA: 7]
‘The Walking Dead’ ha dado el pistoletazo de salida al final de la séptima temporada en ‘Rock in the Road’ (7×09), un magnífico capítulo en el que los guionistas se lucen incluso en los ataques zombis metidos con calzador para cumplir las expectativas del género. Un regreso potente que abre la etapa más crítica de la serie hasta la fecha, cuestionada tras el bajón de audiencia sufrido en la primera mitad de temporada a consecuencia de la violencia explícita de sus imágenes. Sea cual sea la respuesta del público, el arranque de esta segunda mitad de temporada es brillante. Une todas los arcos narrativos, avanza las tramas, y presenta nuevos personajes. Se está fraguando la batalla final contra Negan y los guionistas prometen que el camino va a ser trepidante.
Ha llegado el momento de que “las comunidades con ideas afines” (Hiltop, Alexandria y el Reino) unan sus fuerzas para derrotar a Negan. Pero llegar a esa batalla final con un único ejército formado por tres frentes distintos no va a ser fácil. Ni Ezekiel ni Gregory están dispuesto a arriesgar todo por matar al villano. Negativa inicial necesaria si quieren guardarse la batalla para el final de temporada. Un giro que plantea unas negociaciones muy interesantes en las que los líderes rechazan unirse a Rick y compañía pese a que sus protegidos estén dispuestos a luchar. Ha llegado la hora de los secundarios. Richard y Benjamin en El Reino, y Jesús en Hiltop, serán los que consigan que los miembros de sus comunidades se unan a Alexandria en esta particular lucha.
Secundarios que reinventan casi por completo el abanico de personajes, prometiendo una segunda temporada diferente. Dan una vuelta de tuerca más al guión y, además de las negociaciones entre las tres comunidades, los guionistas plantean una potente búsqueda de armamento. Búsqueda que en ‘Rock in the Road’ nos regala ya una de las mejores escenas de la temporada: Rick y Michonne aniquilan una horda de zombis con un cable que está unido a dos coches. Un momento innecesario, sí, pero que es visualmente magnífico. Asumamos que ‘The Walking Dead’ va a meter en cada capítulo un ataque zombi, pues agradezcamos cuando se atrevan a arriesgar y consiguen construir una escena tan brillante y trepidante como la de esta semana.
Poco decir de la aparición de Carol, más allá que es el único personaje que aún sigue fuera del resto de tramas. Tendría que acabar jugando un papel clave en la batalla final, porque si no su personaje habrá sido reducido a la nada. No es casualidad que Ezekiel ofrezca ocuparse de Daryl y que éste se quede en el Reino. Los pasos de esta extraña pareja se acercan. Muy interesante la huida de Gabriel, no por su marcha en sí, sino por la gente con la que se topan cuando van en su búsqueda. ‘The Walking Dead’ ha regresado con un necesario e interesante capítulo de transición que coloca a todos los personajes en el tablero y hace la primera ronda de contactos para construir ese frente que acabará con Negan.
‘Rock in the Road’ deja atrás el miedo y la violencia para que el deseo de supervivencia vuelva a guiar a sus prsonajes. Rick y compañía tienen claro que aterrados bajo la sobran de Negan no pueden vivir, y que aunque se queden por el camino arriesgarán todo por deshacerse del temido villano. Una nueva etapa menos oscura. Una etapa en la que se prepararán para el gran momento y en la que idearán la estrategia de ataque. Una etapa en la que lo más importante es la comunidad en sí misma, que todos estén unidos para aplastar al villano. Una etapa en la que los caminos se unen, no se bifurcan. Es hora de prepararse para la batalla. Por fin Rick tiene el control. Por fin Rick puede sonreir.