[NOTA: 7]

Tras la matanza sangrienta del arranque de la séptima temporada de ‘The Walking Dead’, la gran incógnita que planteaba esta temporada era cómo encajaría Rick este nuevo panorama. ‘Service’ (7×04) nos lleva a una nueva Alexandria en la que Rick ha decidido seguir escrupulosamente las reglas marcadas por Negan. Una aceptación de servicio cuya base es cuestión de números: los habitantes de Alexandria no son suficientes para acabar con Negan, ni siquiera uniéndose a los vecinos de Hilltop. Realidad que deja claro el papel que jugará El Reino de Ezekiel: Negan sólo podrá ser derrotado si Rick, Ezekiel y Gregory unen sus fuerzas y sus comunidades. Si no lo único que les queda es bajar la cabeza y dar las gracias cada vez que les pisoteen.

Eso es lo que ha hecho Rick en ‘Service’, capítulo especial de una hora de duración en el que Negan visita Alexandria de forma inesperada. Antes de lo anunciado, el líder de Los Salvadores llega con sus secuaces con la única intención de marcar una vez más su territorio. Como cuando el perro mea en las esquinas, exactamente igual. Negan quiere comprobar que Rick ha aprendido su nuevo rol, y que sus seguidores también lo han hecho. Visita en la que confiscarán todas sus armas (y camas) y en la que jugarán con su prepotencia sólo para regodearse de su posición de poder.

Negan sólo busca que sus nuevos “servidores” se sientan muy pequeñitos. Llevándose las armas de Alexandria deja a Rick y los suyos sin capacidad de defensa ante un ataque (ya sea de zombis o de los propios Salvadores). Y por si fuera poco en este juego de superioridad traen con ellos a Daryl sólo para que no se olviden de su primer encuentro cara a cara con Negan. Se va aclarando el tema de las iniciales en las sudaderas. A Daryl le llaman en el capítulo “asistente”, de ahí la A de su sudadera. Un Daryl al que vemos totalmente desencajado, pero con la mirada firme. De esos hombres que mueren con las botas puestas.

Poco voy a decir de la historia de Rosita y Spencer, nada más que es la fácil excusa narrativa para meter zombis en el episodio. Aunque al César lo que es del César, Spencer inicia un final de episodio absolutamente redondo. Su reproche a Rick cargándole con las muertes de Abraham y Glenn. Y esa converación con Michonne en la que el sheriff reconoce que Judith es hija de Shane (y nos lo sueltan así como si nada). En ‘The Walking Dead’ lo importante es la supervivencia, tengas que aceptar las normas de un asesino demente o tengas que luchar por la vida de la hija de tu mujer con tu mejor amigo. Tras siete temporadas, Rick está dispuesto a aceptar lo que haga falta con tal de seguir con vida, tanto él como los suyos.

Ahora queda esperar a que se cruce el camino de los supervivientes de Alexandria con los seguidores de Ezekiel, para que se empiece a construir esa alianza de comunidades que nos lleve a la gran batalla final. Por ahora, y hasta que vea que no están solos, Rick tiene claro que ya no controla nada, que quien está al mando es Negan. Incluso Michonne acepta esta nueva realidad consciente de la inferioridad numérica a la hora de luchar contra los Salvadores. Y recordemos que no pueden abandonar Alexandria y buscar un nuevo destino porque implicaría abandonar a Daryl.

Sin renunciar a su arriesgada forma de narrar, tocando sólo una trama (e incluso personaje) por capítulo, esta temporada ‘The Walking Dead’ está funcionando como los mecanismos que mueven las manecillas de un reloj. Y es que esta séptima temporada está manteniendo a Negan como eje central en todos sus episodios y tramas, lo que le está dando una unidad que hacía tiempo que no lograban. Todo lo que ocurre es por culpa del nuevo villano, hasta que avancemos y todo lo que ocurra sea para derrotarlo. Por cierto, curioso que se estén guardando en la recámara el duelo de Maggie.