A tres capítulos para la finale los guionistas de ‘The Walking Dead’ no se han atrevido a explotar la trama todavía, el comodín se lo reservan para el broche de temporada. ‘Spend’ (5×14) ha sido el capítulo en el que Rick y los suyos se han hecho de forma accidental con el rumbo de Alexandria. Las debilidades de sus nuevos compañeros les han dejado liderar situaciones clave para el futuro de esa pequeña comunidad.
No le faltaba razón a Carl (que no ha salido en todo el capítulo, por cierto, al igual que Michonne) al decir que los habitantes de Alexandria eran “débiles” y que ellos tenían que luchara para no dejarse llevar por esa fragilidad. El capítulo narra dos expediciones en las que Abraham y Glenn se hacen con el control ante las incapacidades de sus nuevos compañeros. Los habitantes de Alexandria en cuanto salen de sus muros son un cero a la izquierda. San eficientes en su paraíso pero no saben sobrevivir fuera de él.
La marcada superioridad del grupo de Rick nos lleva directamente a la penúltima escena del capítulo. Gabriel, con sudores fríos y ojos de loco, alerta a Deanne sobre las intenciones de los que fueron sus compañeros de camino. Un discurso en el que se respira rabia y que deberá ser el punto de inflexión para que los dos grupos que conviven en Alexandria se divida. Un discurso que tiene todas las papeletas para ser el elemento detonador de la guerra final, pero que según nos han presentado a Deanne debería caer en saco roto. No olvidemos que es una mujer que, como bien dice Maggie en el capítulo, les quiso con ellos precisamente por esos valores que ahora Gabriel revuelve. Si Deanne no hubiera querido que nadie metiera mano en la jerarquía de Alexandria no les habría dado cargos nada más llegar.
Matizaciones aparte, el escenario pinta a que esta conversación con Gabriel, la muerte de Aiden y el desenlace del enfrentamiento entre Rick y Pete sean los detonantes de la gran guerra final que acabe con la paz de Alexandria y que marque un nuevo destino. El mayor fallo del capítulo es ese cliffhanger final, no tiene ningún sentido que Carol le pida a Rick que mate a Pete por sus aficiones abusivas. Por mucho que sigan sobreviviendo como lo hacían fuera de Alexandria es meterse donde nadie les llama el intentar arreglar la situación de una familia que entienden como tortuosa. Lo único que no cuadra es la salida de Carol en esta historia, el encuentro entre Rick y Pete es perfecto y más cuando el sheriff mira el anillo de casado dándose cuenta de lo lejos que quedó Lori en su vida y en su recuerdo.
Totalmente gratuita ha sido la muerte de Noah, sobre todo cuando Glenn no hace nada por matar al zombi que ha cogido por la pierna a su compañero. Una muerte innecesaria que nos ha regalado una de las despedidas más sangrientas de ‘The Walking Dead’. Rozando lo desagradable, Noah nos dice adiós dejándonos ver cómo le desfiguran y cómo los chorros de sangre nos nublan la vista. Dura es también la muerte de Aiden, que nos deja ver su cara de agonía mientras los zombis le sacan todos los intestinos. Una expedición que nos deja momentos no vistos aún en la serie como el que se queden atrapados en las puertas giratorias o el uso de la bengala. Tara se debate ahora entre la vida o la muerte, pero no pasa nada, a nadie le importa su personaje.
‘Spend’ ha puesto sobre la mesa el patrón por el que Rick y compañía se están haciendo con Alexandria y ha llegado el momento de que Deanne tome cartas en el asunto. Un capítulo que pese a no avance la trama consigue entretener con tres historias distintas y con exceso de sangre. Quizá uno de los capítulos con más zombis de lo que llevamos de temporada.