Ha vuelto el Gobernador y con él los somníferos de 40 minutos de ‘The Walking Dead’. Tras el esperado cliffanger de la semana pasada, ‘Live Bite’ comienza a contarnos qué fue de Philip después de que matara a sus compañeros en la season finale de la tercera temporada. Un capítulo lento y aburrido que viene a demostrar que el personaje del Gobernador debió haber muerto la pasada temporada. El tiempo de su personaje ya pasó. Y no porque los guionistas no vayan a ser capaces de darle algún matiz nuevo, sino porque su lado malvado (su único punto fuerte) ya llegó a su límite tiempo atrás. Se murió el factor sorpresa y se acabó el interés del espectador.
Un capítulo soporífero que no sólo se atreve a robarnos 40 minutos de nuestras vidas, sino que además ni siquiera cierra el capítulo con la llegada del Gobernador a la cárcel que vimos la semana pasada. Parece que tendremos que esperar aún un capítulo más ese momento. Esto quiere decir que hasta el octavo capítulo (último de este bloque hasta después de Navidades) no se van a juntar las dos tramas. Philip ha vuelto para romper en pedazos una temporada que había conseguido mantener en alto una trama con acción y reflexión en partes iguales.
De ‘Live Bite’ sólo se salva el comienzo del capítulo. Narrativamente es casi perfecto cómo nos llevan desde el punto en el que dejamos al Gobernador al final de la tercera temporada hasta la misteriosa casa en la que pasamos casi todo el capítulo. Con parada en Woodbury de por medio para prender fuego a un capítulo que nos había dejado con un regustillo amargo.
La parte en la que Philip descubre que ha sido abandonado por la única persona que le quedaba y seguidamente se va a Woodbury a quemar su derrotado imperio debió haber sido el broche final de la tercera temporada. Narrativamente pertenece al 3×16 y tenía mucho más peso acabar con el Dobernador que viendo a gente bajarse de un autobús y entrando en la cárcel.
Esta semana ‘The Walking Dead’ ha intentando que el espectador dude de si el Gobernador ha cambiado radicalmente en este tiempo y ha dejado de ser ese vengador sádico que tanto nos encandiló. Jugando al despiste con un error de base: a estas alturas al espectador le da igual los sentimientos de Philip. Lo que el espectador quiere es que llegue a la cárcel, que se enfrente a Michonne y que se vaya por donde ha venido. Además, si el Gobernador no siguiera siendo malo argumentalmente no tendría sentido el no haberle matado al final de la tercera temporada.
Poco tiempo le dura al Gobernador su papel de Brian Heroit. Caesar le encuentra al final del capítulo con la niña pequeña de los Chalmers. El próximo capítulo descubriremos con quién vive Caesar y si aceptan que Philip y los Chalmers se queden con ellos (¿estará Carol con este nuevo grupo?).
Pase lo que pase en el próximo capítulo, al Gobernador le falta mucha fuerza para llevar una trama por sí solo. En ‘Live Bite’ no lo ha conseguido y eso que había mucha gente que esperaba su regreso con ganas. Tras cinco capítulos muy regulares, ‘The Walking Dead’ se vuelve a meter en su particular montaña rusa alargando historias y esquivando los mejores caminos.