La gripe mortal está descontrolada en la cárcel y la inevitable división del grupo ya ha comenzado. El tercer capítulo de la cuarta temporada de ‘The Walking Dead’ mantiene el nivel del anterior aunque se gana todos los aplausos en la segunda mitad del episodio. Un capítulo que da dos grandes pasos en la trama: el inicio de la búsqueda de una vacuna para curar a los enfermos y el descubrir quién mató y quemó los cuerpos de Karen y David. Un capítulo que ha tenido un denominador común en casi todas las escenas de la cárcel: el agua. Parece que los guionistas no quieren que divaguemos en cómo ha llegado la gripe a la cárcel y quieren dejar claro desde ya que se están infectando con el agua que recogen del río. Parece que nos están enseñando las cartas para que juguemos con ventaja en la trama, para que vayamos un paso más avanzados que ellos. Esperemos que sea así y no estén jugando al despiste.
Si algo ha caracterizado a ‘Isolation’ ha sido su rapidez avanzando algunas tramas. En la primera mitad del capítulo no se pueden contar con los dedos de la mano los infectados por la gripe mortal y sin darnos cuenta se está montada una cuarentena de aislamiento para controlar la propagación. Y sólo 41 minutos después de plantearnos la incógnita de quién mató a la mujer de Tyreese la respuesta llega al final del capítulo con una confesión inesperada. Una rapidez poco común en ‘The Walking Dead’ que es experta en volver a lo mismo una y otra vez. Eso sí, como contrapunto han necesitado más de medio capítulo para preparar el coche de la expedición en busca de vacunas.
El aislamiento es el primer paso de la esperada división de los habitantes de la cárcel. Hace sólo dos capítulos tenían un huerto y una granja de postín y ahora en su lugar tienen un cementerio en el que cada vez hay más cruces. Como en los dos capítulos anteriores, los guionistas se han preocupado de contentar a todo su público: primera mitad parada y reflexiva, segunda mitad con excursión y hordas de zombis. Mal entrelazado, pero efectivo. Un episodio que ha dejado entrever (infectando a Gleen y haciendo a Carol responsable de la quema de cuerpos) que los personajes protagonistas que más tiempo llevan en la serie se van a manchar mucho las manos y puede que nos dejen por el camino. Pero por el camino aún tiene mucho que pasar.
El Carl detestable de temporadas anteriores ha vuelto y lo ha hecho incluso más altivo que antes. El hijo de Rick no sólo se siente dueño y señor de la cárcel si su padre no está a la vista, sino que además es capaz de decir a Hershel qué hacer y cómo. Demasiado forzado el momento en el que Hershel accede a que el crío le acompañe en su expedición a por hierbas. Pese a ello la expedición consigue mostrarnos cómo está evolucionando Carl, logra dar un contrapunto al ritmo del capítulo con ese silencio sepulcral del bosque, y logra enseñarnos un zombi lleno de musgo mimetizado con el bosque. Nos están creando ganas de ver a Carl disparar de nuevo y desatar su lado más irracional.
El capítulo ha dejado el punto de mira en Tyreese, que no sólo se parte la cara con Rick para descargar su rabia, sino que además se lanza a matar zombis en una acción suicida de la que sorprendentemente logra escapar. La ira y la venganza está moviendo sus actos y le está llevando a situaciones extremas que van a dinamitar la unidad del grupo. La última persona que vimos moverse por sus mismas motivaciones fue el Gobernador, que sigue desaparecido en la inmensidad del bosque esperando su momento de aparición.
Rick se ha convertido esta semana en el comodín para completar el resto de historias. Pese a ello tenemos de vuelta a un sheriff que, aunque todavía no se va de expedición, no está dispuesto a que las cosas se le escapen de las manos. Sólo hay que ver cómo se defiende de Tyreese para ver todo lo que tiene contenido dentro de sí que está por salir. Mucho hablamos de Carl pero parece que su padre también ha estado reprimido y está viendo la luz al final del camino. Ahora sobre sus hombros recae qué hacer tras descubrir que Carol es quien mató a Karen y David.
Pero la gran reflexión metafórica le ha tocado a Carol. Eterna luchadora desinteresada, ha dedicado el capítulo a traer agua limpia a la cárcel para sus compañeros. La misma que en el capítulo anterior se manchó las manos de sangre para salvar al resto, ahora lucha por llevar a la cárcel el elemento que parece ser la causa de la temida gripe. Buscando lo mejor para el resto se ha convertido sin darse cuenta en la vía de transporte del virus. Gran momento en el que descarga su ira contra los barriles de agua al no poder más con la presión de haber matado a Karen y a David.
Resuelta la duda de quién quemó los cuerpos aún hay otra duda en el aire, ¿quién llevaba las ratas a las vallas de la cárcel para atraer a los zombis? Hay un topo en la cárcel y aún vive en la sombra.
‘Isolation’ ha sido un capítulo desigual, cargado de grandes escenas, que tira un poco más de la cuerda llevando a los personajes a una situación extrema de supervivencia a la que aún le quedan muchos pasos por recorrer. La violencia de Carl, el renacer de Rick, la culpabilidad de Carol, la enfermedad de Glenn, la búsqueda de la vacuna o el descontrolado Tyreese son por ahora la espina dorsal de esta temporada. Por ahora va tímida pero segura.