‘Terra Nova’, la última promesa jurásica de Steven Spielberg, ha sido oficialmente cancelada. Una decisión que no ha pillado a nadie por sorpresa, y es que no sólo los datos de audiencia lo auguraban, la calidad de la serie pedía a gritos la cancelación. La nueva serie de Fox para esta temporada estaba resultando demasiado cara para los ingresos que originaba, y lo que es peor, para el resultado que después se conseguía: efectos especiales no aptos ni para niños.
Cada capítulo de ‘Terra Nova‘ costaba cuatro millones de dólares, requería nueve días de rodaje y seis semanas de producción, el doble que una serie sin efectos especiales. Mucho trabajo tras cada episodio que acababa traduciéndose en tramas insustanciales, actuaciones mediocres, y dinosaurios de cartón piedra que suscitaban muchas más risas que asombro.
Si hay algo que ha caracterizado a ‘Terra Nova’ ha sido su falta de originalidad. Con un punto de partida novedoso y fresco (la supervivencia del hombre en 2149 está en peligro, y para salvar la humanidad expediciones viajan al período Cretácico a través de una grieta en el espacio-tiempo), la trama cae en el saco de lo indiferente con forzadas expediciones sin sentido por la selva, ataques aéreos de pterosaurios siguiendo el guión de ‘Los pájaros’ de Alfred Hitchcock, y virus de cartón que sólo temen al resfriado.
Guiones monótonos en los que los dinosaurios salen a escena menos que poco, y cuando lo hacen parecen dibujados por un niño de parbulitos. Finalmente Steven Spielberg ha logrado con ‘Terra Nova’ que la audiencia valore aún más sus películas de ‘Parque Jurásico’, y es que en 1993 fueron capaces de hacer unos dinosaurios que quitaban la respiración, algo que en 2011 no han sido capaces.
Una serie llena de tópicos, falta de originalidad, con un guión fosilizado, un reparto inexpresivo, un ritmo ausente, y unos efectos especiales de becario torpe. Tras conocerse la cancelación de la serie ha saltado la noticia de que Netflix podría salvar ‘Terra Nova’, aunque aún no hay nada cerrado.
Parece que las grandes apuestas de los últimos tiempos (esas que las cadenas estadounidenses nos anuncian un año antes de su estreno para ponernos los dientes largos) han acabado siendo un fiasco descomunal. Menos mal que hay series como ‘The Killing’ o ‘American Horror Story’ (que llegaron de puntillas y sin hacer mucho ruido) que logran quitarnos ese mal sabor de boca con capítulos que son un auténtico deleite para nuestros sentidos.