Piper Kerman tuvo que pasar un año de su vida en una prisión federal de mujeres por un delito que cometió cuando salía con una traficante de drogas. Una dura historia que decidió compartir en ‘Orange is the New Black: Crónica de mi año en una prisión federal de mujeres’, un libro autobiográfico en el que se recoge lo vivido en su estancia en la cárcel. La serie de Netflix se basa precisamente en este relato, una adaptación en la que Piper Kerman es coordinadora de guión y productora ejecutiva.
En un encuentro organizado con Canal+ Series y editorial Ariel, los seguidores de ‘Orange is the New Black’ pudimos conversar con Piper Kerman y descubrir los límites de la ficción y la realidad en la serie. Pese a reconocer que «los personajes reales son muy diferentes a los de la serie» resalta que todos ellos guardan cierta similitud con la realidad. Pese a ello, «las historias de fondo de cada uno de los personajes son ficción».
«Mi condena era de quince meses pero salí antes por buen comportamiento, me porté mejor que Chapman«, bromea comparándose con su personaje de ficción. Recuerda que cuando entró en prisión ya sabía que Nora (Álex en la ficción) la había delatado. Se reencontraron entre rejas 10 años después de que se vieran por última vez.
«Cuando la volví a ver quería estamparle la cabeza contra el suelo (…) pero al final acepté que nadie me había obligado a hacer lo que hice (…) para ella supuso mucho que la liberara de la culpa», recuerda Piper. El reencuentro con Nora, que tenía diez años más que Piper, fue difícil y más si tenemos en cuenta que les tocó compartir celda (algo que no se refleja en la serie).
Nora era de armas tomar. No sólo había delatado a Piper sino también a su hermana, a la que condenaron a siete años de prisión por haberse visto envuelta en las tramas ilegales de Nora. Según cuenta Piper su relación con la hermana de Nora dentro de la cárcel fue muy buena y aún a día de hoy mantienen el contacto. Como era de esperar con quien no mantiene relación alguna es con la propia Nora.
A diferencia de la serie, Piper no tuvo problemas en mantener la relación con su pareja durante su cautiverio y no tuvo ningún escarceo con Nora en prisión. «Tuve mucha suerte de tener una familia mucho más buena que la que tiene Chapman en la serie, incluso su familia política la ayudó en todo», recuerda.
Su primer día en prisión fue muy duro. «Sentía miedo, estaba aterrada (…) Llegué y cientos de mujeres que no conocía de nada no hacían más que ofrecerme cosas (…) En ese momento pensé que si superaba el primer día todo irá a mejor». Una vez dentro descubrió realidades como la escasez de cosas como productos de higiene personal. «Es muy frustrante, intentan reducir tu humanidad con normas degradantes (…) Nunca perdí el miedo a los guardias«.
Pero Piper reconoce que no todo fue malo en su estancia en prisión. «Hice muy buenas amistades (…) No todo es o blanco o negro en la vida, las personas no son o buenas o malas (…) Coincidí en prisión con una monja católica de 69 años que había sido condenada por una protesta política. Uno piensa que en Estados Unidos no hay presos de este tipo, pero los hay».
Ninguna de las mujeres con las que compartió prisión ha criticado su libro, es más, le agradecen que haya compartido con la sociedad una historia que las humaniza tanto. «Con el libro quería dar una nueva visión de las cárceles, el espectro de prisiones es muy amplio, las hay de baja seguridad como en la que yo estuve y también las hay de alta seguridad» como las que solemos ver en el cine.
«Mi estancia en la cárcel me ayudó a ver el impacto de nuestras propias elecciones en la vida y el precio que puedes llegar a pagar por ellas». [Fotos del evento en el álbum de Canal+ Series. Fotografías de Enrique Cidoncha.]