‘My Mad Fat Diary’ tercera temporada: la última página del diario de Rae

[Spoilers de la tercera temporada en todo el post]

Sabíamos que Rae volvía para decirnos adiós para siempre. Volvía para cerrar esa desgastada ventana que nos abrió a su diario dos años atrás. Volvía para escribir la última página de su diario, o al menos la última que nos iba a dejar leer. Y así ha sido, tres capítulos que una vez que das al play se evaporan con tal rapidez que la añoranza posterior es aún mayor. Pero hay algo que consigue que nuestra despedida sea menos amarga: los chicos de Stanmford también se dicen adiós. Ese mundo noventero en el que nos hemos zambullido durante 16 capítulos ya no existe. Cuando Rae y compañía vuelvan en verano a todos los rincones que ahora abandonan todo será diferente. Lo pasado serán sólo recuerdos, recuerdos compartidos.

‘My Mad Fat Diary’ ha vuelto con dos intenciones: mostrarnos la última caída de Rae y cómo desde el fango consigue tomar las riendas de su vida. Se acabó guiar sus pasos buscando la aceptación social. Es hora de empezar a escuchar su mente y luchar por el final que siempre quiso para su diario. Es hora de grabar en los folios en blanco lo que siempre anheló. Un renacer en Rae que se ventila demasiado rápido, en poco más de medio capítulo (una temporada de tres episodios no da para mucho más). Rápido y sobre todo idílico, incluso podríamos decir que demasiado irrealista.

Pero por muchas pegas que podamos poner a la credibilidad del final es, sin duda, un desenlace perfecto para Rachel Earl. Idealista, sí, pero por lo menos los guionistas han sabido rebajar los brillos de la ficción dejando al chico guapo de la historia solo. Finn no va a tener problema en encontrar compañía, por eso no hay que preocuparse. Un final para enmarcar en el salón que nos deja la mejor prueba de que Rae se ha recuperado: deja a Finn sin un último beso de despedida. Es capaz de tomar sus propias decisiones.

My mad fat diary temporada final

Un desenlace que cierra la trama sin olvidarse de ningún elemento que ha vertebrado la serie desde su comienzo. Kester no lleva a echar la vista atrás buscando las pistas en el diario de Rae para que empecemos a ponernos melosos. Y de ahí a la última sesión, el último baile, la última cerveza, la última canción… Últimos respiros de un sueño de juventud al que todos hemos dicho adiós en nuestras vidas. El mundo nos obliga a madurar aunque no queramos. Pero nada muere, ni siquiera los recuerdos.

Rae lleva consigo todas esas personas que han conseguido que saliera del pozo. Esas personas que la quisieron por lo que era y que consiguieron enseñarle que todo el mundo, incluso los más apuestos y populares, tienen que convivir con miedos, traumas y complejos. Un final optimista que nos mantiene hasta el final con la duda de si nos despediremos de Rae con una sonrisa o viéndola entre lágrimas como vuelve a ser hospitalizada. Y es que la dureza que alcanza el drama en estos tres capítulos dejaban la pista preparada para un final triste.

El drama ha sido uno de los elementos que han dado la suficiente madurez a‘My Mad Fat Diary’ como para conquistar a un público tan amplio y dispar. El realismo con el que han abordado las recaídas de Rae y la dureza de sus implicaciones han hecho a la serie un producto no apto para menores de edad. Van a tardar en borrarse de mi mente esos nudillos ensangrentados. Un dramatismo que desde el capítulo piloto supieron aderezar con un optimismo con nombre propio. Este equilibrio ha sido la fórmula que ha encumbrado a la serie, un equilibrio muy difícil de conseguir. Una serie experta en crear empatía entre los personajes y el espectador, en dar lecciones de vida con muy poco y en demostrar que en esta vida todo pasa, todo.

‘My Mad Fat Diary’ ha dado la última puntada a una historia que ahora sí que queda perfectamente cerrada (el final de la segunda temporada de despedida no tenía nada). Hasta la vista, Rachel Earl. No digo adiós porque como llegue a la televisión británica la moda estadounidense de resucitar series lo mismo en unos años nos vuelves a dejar leer tu diario.

Sobre Alfredo L. Zamora

Alfredo L. Zamora
Periodista madrileño devorador de series de televisión. Las ficciones británicas son mi debilidad. Creador de #CienMegas. Hago reviews semanales de #TheWalkingDead.

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