[ USA | 2017- | NETFLIX | 13 capítulos de 55 minutos | NOTA: 5 ]
Le precedieron un sinfín de malas críticas y, tras su estreno, el ruido que ha hecho ‘Iron Fist’ no ha conseguido ensalzar el producto. Razones no faltan para ser críticos con ella, porque es la serie de Netflix-Marvel más pobre de todas. Y uno de los principales problemas que arrastra la serie durante toda la temporada es que presenta un superhéroe por hacer, aún incompleto. El personaje de Danny Rand no resulta interesante (ni creíble) hasta mitad de la temporada. Es demasiado atrevido pedir al espectador que aguante cinco capítulos vacíos para empezar a degustar lo bueno. Eso sí, cuando la serie empieza a apuntar alto nada tiene que envidiar a Luke Cage o Jessica Jones, el problema es que llega demasiado tarde. Tardan mucho en dar unidad a las tramas, en encontrar un ritmo, en dar coherencia al mundo de Danny Rand.
Palos de ciego que empobrecen sus mejores partes y que dejan a ‘Iron Fist’ como la serie más pobre de Netflix-Marvel. Pero pese a todo la serie aprueba, acaba encontrando su sitio, y consigue regalarnos muy buenas escenas en la segunda mitad de temporada. Y no nos olvidemos del verdadero valor de la serie: es una pata más de ‘The Defenders’. Aunque la experiencia de ‘Iron Fist’ no sea todo lo completa que se esperaba, amplía muy bien el universo Marvel, y está perfectamente conectada con las historias de Daredevil, Jessica Jones, y Luke Cage. Conectar el universo es algo que han hecho muy bien en todas las series, aunque quizá la que más guiños tiene es ‘Iron Fist’.
[Spoilers a partir de aquí]
‘Iron Fist’ arranca sin tener a los personajes bien definidos, ni siquiera a su protagonista. No deja ver siquiera un villano claro, un villano que guié por completo la trama. Tenemos que esperar casi a la mitad de la temporada para que La Mano entre en escena como el verdadero enemigo en la historia. Momento en el que Danny Rand se olvida de la herencia empresarial para meterse en las luchas de un superhéroe. Es ahí cuando empieza realmente la serie, es ahí cuando todo se vuelve blanco o negro, y es ahí cuando el guión empieza a rodar y cuando los personajes consiguen la coherencia que les faltaba.
Joy y Ward Meachum son los personajes peor construidos. Nadando entre dos aguas desde el principio y sin ningún extremo que les haga interesantes. Ward al final consigue ser un elemento clave en la historia, Joy se mantiene toda la temporada como un personaje prescindible y olvidable. Y Collen casi sufre la misma maldición que Joy, pero su participación en La Mano consigue darle la justificación que le faltaba.
Pero lo peor de todo lo que nos regala el reparto es el Danny Rand de los primeros capítulos, un joven con gran dominio del kung-fu, que sabe que tiene un poder pero aún no tiene muy claro cómo usarlo. ‘Iron Fist’ no nos presenta un superhéroe, nos presenta un joven que se irá convirtiendo en superhéroe según vaya avanzando la temporada. Esto resta mucha fuerza al guión en su parte inicial, algo que debían haber compensado con algo más que una lineal lucha empresarial. Es sobre todo en esa parte en la que hacía falta que los hermanos Meachum hubieran dado el empaque que le faltaba a la historia.
Sorprende que dos de los mejores secundarios vengan heredados de series anteriores. Jeri Hogarth consigue salvar en el último momento la trama empresarial, que parecía ya estar en vía muerta. Y qué decir de Claire Temple, capaz de estar en todas partes sin estar haciendo nada. Personaje que saca a Collen de ese punto muerto para volverla a meter en la trama. A ellas se suma Davos, uno de los personajes mejor construidos gracias al que el espectador conocerá mucho más de Iron Fist. Y por último Bakuto, el villano real que necesitaba la historia, dispuesto a luchar hasta el final para conseguir su objetivo.
En la segunda mitad de temporada ‘Iron Fist’ consigue desprenderse de las indefiniciones de personajes y de las divagaciones narrativas, dando la fuerza suficiente. Eso sí, la serie sigue siendo sobre un superhéroe que, aunque cada vez sea más consciente de sus poderes, peca de bueno e incrédulo. Danny Rand es el personaje con menos personalidad del universo Netflix-Marvel, pero pese a ello y a los grandes fallos que arrastra la serie en su primera mitad, la temporada consigue acabar en alto haciendo una declaración de intenciones de no cometer los mismos errores si hay una segunda temporada.