[ USA | 2012-2019 | Completa en Netflix | NOTA: 7,5 ]
[El post contiene spoilers]
“La vida es muy corta para no ser feliz”
‘EastSiders’ se despide por todo lo alto con un desenlace lleno de glamour cargado de mensajes. Un cierre que reflexiona sobre la brevedad de la vida y la importancia de ser feliz sin cuestionárnoslo todo, sin dejarnos pisar por convencionalismos sociales o traumas personales. Mensajes que nos hacen echar la vista atrás y analizar la evolución de cada personaje, demostrándonos que la vida no sigue un guion coherente, que cambiamos constantemente y que lo importante es ser feliz con cómo somos en cada momento. Da igual que Cal y Thom hayan defendido una relación abierta durante dos temporadas, porque para el Cal y Thom del presente esa fórmula ya no les funciona. Su relación necesita otra cosa, algo más convencional, con anillo incluido.
Y esa es quizá la verdadera magia de la cuarta temporada de ‘EastSiders’, que nos cuestiona la evolución de todos los personajes protagonistas con una coherencia magnífica. Nos deja claro que no hay que temer al cambio. Que el pasado no es más que un prólogo y no hay que temer llevar la contraria a nuestro yo del pasado. Lo vemos con Cal y Thom, que deciden cambiar por completo la base de su relación. Lo vemos con los padres de Cal, que deciden volver juntos pese a su turbio pasado. Y lo vemos con Ian, el heterosexual que decide explorar nuevos caminos hasta verse sumido en una relación maravillosa con un hombre.
Qué bien contado y justificado está todo lo que le pasa a Ian. El episodio en el que vemos en paralelo las dos relaciones en las que está metido es magnífico. El ver cómo se entrega a ellas con igual intensidad, con igual transparencia, y cómo finalmente es cuestión de entendimiento y de estar en el mismo punto que la otra persona. Un final rompedor para el personaje que ha sido siempre la parte más convencional de ‘EastSiders’ desde el inicio. Al final Ian termina siendo uno de los personajes más liberales y menos encorsetados de todos. Me encanta su evolución.
Como temporada quizá la cuarta ha sido la menos compacta de todas, más viniendo después de la maravillosa tercera temporada. Los cuatro primeros capítulos me resultaron algo insulsos, sentía que no me estaban contando nada nuevo. Pero luego llegaron el quinto y el sexto callándome la boca, dándonos el mejor ‘EastSiders’, el que emociona y hace reflexionar con guiones totalmente redondos. Pese a que el inicio de la temporada no me volviera loco, reconozco que son necesarios para preparar todo para los dos últimos capítulos. Qué bien usada está la boda de Douglas y Quincy como guía de toda la temporada, dándonos el marco perfecto en el último episodio.
La temporada guarda pequeñas joyas secundarias como la madre de Quincy o la niña de Jeremy y Derrick. Me parece magnífico el momento final de Jeremy y Cal, el círculo perfecto que cierra la trama que se inició en la primera temporada. Porque al final la vida de Jeremy ha quedado totalmente separada del resto de la serie, pero siempre aportando tramas diferentes que encajaban perfectamente en el mundo de ‘EastSiders’.
Me encanta que pese a lo cerrado del final de la serie y a lo perfecto que es, el mensaje que transmiten en los dos últimos capítulos nos deja claro que la felicidad final puede ser tan efímera como lo ha sido todo lo anterior, que lo mismo dentro de cinco años están todos separados y sin hablarse. Pero eso da igual, porque el momento en el que les decimos adiós es perfecto en sus vidas y van a luchar por seguir siendo felices, sea con su mundo actual o no.
Más allá de la temática, ‘EastSiders’ ha sido todo un descubrimiento por su capacidad narrativa, por lo bien que construye personajes, por esos guiones tan coherentes y atrevidos, por lo cautivadora que es visualmente y porque demuestra que si sabes hacer televisión puedes llegar de estar perdido en el infinito Youtube a ser una serie internacional destacada del catálogo de Netflix. Kit Williamson se gana toda mi admiración.