[ USA | 2015- | NETFLIX | 1T, 13 capítulos de 55 minutos | NOTA: 8,5 ]
Las tendencias seriéfilas explotan y se consumen tan rápido que hay veces que se solapan luchando por perdurar. Cuando aún no nos hemos cansado las adaptaciones de grandes clásicos del cine, la industria ha abierto las puertas a la resurrección de series del pasado, dejando claro que la sequía creativa ya ha llegado a la televisión. Dos modas a las que les está tocando hacerse hueco bajo la sombra la terrorífica montaña creativa de las adaptaciones de cómics.
‘Arrow’, ‘The Flash’, ‘Agents of S.H.I.E.L.D.’, ‘Gotham’ o ‘Agent Carter’ han demostrado que los universos de los tebeos triunfan, que siguen estando en plena forma y que aún tienen grandes títulos que darnos. El último ha sido ‘Daredevil’, la ficción con la que Netflix ha hecho tambalearse el género ofreciendo una de las mejores historias de superhéroes del momento. Una serie capaz de humanizar a héroes y villanos, capaz de explorar el género de investigación sin renunciar a la acción y al entretenimiento, y sobre todo capaz de hacer creíble a personajes nacidos en viñetas.
Adaptación del personaje de Marvel, ‘Daredevil’ sigue los pasos de Matt Murdoch, un abogado que por las noches se convierte en superhéroe. Tras quedar ciego de niño, adquiere una agudeza sensorial que le hace implacable. Su oído, su olfato, su fuerza y su agilidad le permiten ser el misterioso guardián de la ciudad de Nueva York en la que recorre las calles a la caza de criminales.
Una serie de acción que rompe con las historias clásicas de superhéroes construyendo una trama en la que el drama y la investigación criminal están muy presentes. Aunque el capítulo piloto pueda dar la impresión de que estamos ante un procedimental nada tiene que ver. La temporada tiene un caso que ocupará los 13 capítulos. Villanos o héroes, ‘Daredevil’ profundiza en todos ellos casi por igual, los humaniza tanto que el caso adquiere una fuerza mayor que lo que la premisa narrativa pueda prometer.
Olvidémonos de los superhéroes de cartón piedra que nos vende CW. El realismo de ‘Daredevil’ hace que no sea necesario ningún acto de fe para creer en la trama ni en sus personajes. La sobriedad de sus encuadres, lo envolvente de su fotografía y lo explícito de sus planos deja claro desde el principio que la serie no es un juego de niños. No hay ninguna restricción visual en ‘Daredevil’, no hay lugar para imaginar, lo vemos todo. Todo. Su crudeza deja muchas veces sin palabras.
A esto se le suma un reparto muy solvente que maneja perfectamente el drama y la acción. Estupendo cómo juega Charlie Cox con la dualidad y espectacular Deborah Ann Woll. Una serie que se aleja de lo comercial, muy realista, madura, diferente y atrevida que no sólo consigue mantener intacto el sello de calidad de Netflix, sino que además logra revalorizarlo un poquito más. ‘Daredevil’ ha sido renovada por una segunda temporada.