Voy a empezar el post de hoy con una lección de vida. En Halloween el mundo se divide en dos: Los que se disfrazan de verdad y aquellos que buscan la versión ‘putón’ de cualquier cosa.
En Hollywood el segundo grupo es el más visible (¿lo dudabais?) y hay que buscar y rebuscar mucho en los archivos históricos para encontrar disfraces que valgan la pena. Y ya os digo que en el proceso de búsqueda he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto hombres vestidos con el ‘bikini’ de latex color carne de Miley Cyrus. He visto caperucitas rojas siliconadas de enormes escotes y faldas minúsculas. He visto mi infancia mancillada por una Heidi demasiado pervertida. He visto a Maríah Carey y no sabía si iba disfrazada o no.
Para ahorraros los traumas que ahora tengo en la cabeza, hoy vamos a homenajear al escaso porcentaje de celebrities que pertenecen al grupo que se disfraza de verdad y que, además, alguna vez ha hecho un guiño a alguna de nuestras series favoritas.
La medalla de oro se la lleva sin duda mi querido y recordado James Gandolfini. Un actor de su tamaño, literal y figuradamente, sólo podía convertirse en otro personaje de la televisión a su altura: Homer Simpson. Aunque no ha sido muy fiel al atuendo del personaje, la careta es de la tienda oficial de Springfield, seguro, y la barriga, inigualable,
Otro disfraz que me ha encantado es el que lució hace unos años María Menounos, esa mujer que aparece en todas las galas de los Oscar, Globos de Oro, Emmy y Tonny, y no hemos visto jamás en ninguna película. Pero me ha llenado de ternura que eligiera a Kelly Kapowski (‘Salvados por la campana’) para su disfraz de Halloween. Qué chica (nacida en los 80) no ha querido ser alguna vez la novia de Zack Morris, llevar una minifalda apretada al instituto para poner palote a todo quisqui y tener tu propia taquilla en el pasillo. Yo no sé quien eres, María Menounos, pero me gustas.
La que no gustó nada en Estados Unidos fue la protagonista de ‘Footlose’, Julianne Hough, cuando decidió vestirse, peinarse y maquillarse como la maravillosa ‘Crazy Eyes’ de ‘Orange is The New Black’. En vez de valorar su búsqueda de la perfección en el disfraz, a los yankies les hirió que la rubia se pintara la cara de negro para parecerse a una actriz negra. Racismo le llamaron, y Hough tuvo que salir a pedir perdón por su sacrilegio.
Típico de los americanos. Que se cagan con los disfraces políticamente incorrectos. Si te disfrazas de alguien, que sea de tu raza. Esa es su filosofía. Y así lo hizo Kelly Osbourne vistiéndose como Magenta de ‘American Horror Story’, Kevin Conolly (‘Entourage’ e ‘Infelices para siempre’) con un disfraz tan sosito como este de Gilligan. O el periodista de la NBC Matt Lauer, que hizo la típica de travestirse para convertirse en la mejor versión de Pamela Anderson en ‘Los Vigilantes de la Playa’. Ya está muy visto.
Eso sí, nadie se escandaliza si el director de cine Guy Ritchie se pone el mono amarillo de Heissenber en ‘Breaking Bad’ y convierte a su hijo Rocco, menor de edad, en un fabricante a gran escala de meta. Habrá que preguntarles por qué esto sí que es una buena idea. Vaaaale, es hijo de Madonna, eso te convierte en inmune a los traumas desde la cuna.