Dice la creadora de ‘Anatomía de Grey’, Shonda Rhimes, que ha matado a algún que otro personaje de sus pastelosas series porque el actor o la actriz que lo interpretaba no le caía demasiado bien. Por lo que se ve, Shonda es de esas jefas a las que hay que reír las gracias y a las que hay que alabar lo delgada y lo bella que está cada mañana. Sino, a la calle.
Quizá Shonda puede ser así porque en sus series ningún actor destaca precisamente por ser candidato al Oscar y tampoco se le va la vida por prescindir de alguno. O puede que haya sido su prepotencia la que haya convertido sus series en castings de modeluquis frustrados que se han pasado a la actuación.
Sea como sea, lo de Shonda no es una novedad en el difícil mundo de la televisión. Las series requieren una convivencia diaria que ha terminado con actores, productores y directores odiándose más que Mariló a Anne Igartiburu.
Ya me gustaría ver a mi a la Shonda esta con Charlie Sheen en nómina. El que lo tuvo que aguantar fue Chuck Lorre, y supongo que sería porque estaba ganando una pasta gansa con ‘Dos hombres y medio’. Me encantaría haber estado el día en el que Lorre decidió que Charlie debía morir.
– Oye, Charlie, mira. Gracias por estos años de éxito, pero este va a ser tu último capítulo. Te vamos a matar porque no eres muy serio a la hora de venir a trabajar y el equipo ya no puede más. ¿Lo has entendido? ¿Charlie?
-Perdona Chuck, este es el maniquí que ponemos cuando Charlie no viene …. porque hoy tampoco ha venido a currar.
Y no ha sido su único problema. Luego apareció el chico que hacía de hijo de Alan, no me voy a molestar ni en buscar su nombre. Pidió más dinero por ser uno de los protagonistas. Aquí me imagino la carcajada del equipo en todo el set de grabación. Al final se fue de la serie porque se acercó a la Iglesia Adventista del Séptimo Día (cada uno se inventa las excusas que quiere), se dejó una barba tipo Amish y dijo que en ese programa se hacían cosas muy malas y que mejor no verlo.
Este es un caso similar al de Pilar Punzano. No estoy diciendo que esta mujer se merezca que no le paguen todo el sueldo, sino que cuando la noticia la protagoniza un personaje secundario, como que pierde fuelle. En este caso, estoy segura de que hubo gente que tuvo que buscar quién era esta chica en Google. Es más, mucha gente al enterarse de la noticia se ha preguntado: ¿pero seguro que no es Irene Visedo?. Pásate años en la tele para esto.
Porque la lucha de clases es así. Y si no te pone la pierna encima el jefe, te la pone el compañero protagonista que tiene miedo de que le pases por encima. En eso es especialista Shanen Doherty. Nuestra Brenda de ‘Sensación de Vivir’ la liaba mucho en las grabaciones porque la rubia melena de Kelly la eclipsaba demasiado. Parece que nunca dijo nada de la de Donna. Y por no perder las costumbres, en ‘Embrujadas’, decidió que trabajar con Alyssa Milano no molaba porque era más guapa. Con mediadores pagados por Paramount de por medio, intentaron mejorar la tensión que había entre ambas y la cosa terminó con Shanen saliendo de la serie de manera precipitada.
Este duelo de divas también se sufrió en ‘Sexo en Nueva York’, entre Sarah Jessica Parker (Carrie) y Kim Catrall (Samantha), porque la primera cobraba más que la segunda y esto no gustaba. No es que yo le tenga alergia a los morritos de la escritora del amor, pero he de decir que el personaje de Catrall lo molaba todo. En realidad era la única que hacía honor al nombre de la serie, así que yo le hubiera dado un poquito de alegría a su cuenta corriente. Al menos, estas aguantaron estoicamente hasta el final de la serie e incluso grabaron las dos películas.
También llegó al final sin bajas precipitadas entre las cabezas de serie ‘Mujeres desesperadas’, y eso que hay muchas leyendas sobre las pullas que se metían unas a otras. Desde lo mal que les caía Nicolette Sheridan (otra secundaria ninguneada por las estrellas), hasta la indiferencia con la que trataban a Teri Hutcher, a la que no invitaron a la fiesta de fin de la serie, ni la incluyeron en el regalo de las actrices al equipo, ni nada.
Al menos, en estos casos las protagonistas son unas cuantas. Siempre tendrás a alguien con quien llevarte bien. Pero en casos como el de Claire Danes y Damien Lewis en ‘Homeland’, hay que imaginarse la tensión que existía con la cantidad de escenas que, al principio, debían grabar juntos. De los pelirrojos nunca se debe fiar uno, pero encima este es anti-conciliación. Se quejaba de que Danes tenía que irse pronto de los rodajes para cuidar de su hijo recién nacido y que le fastidiaba su jornada laboral. Estos hombres no se enteran de nada. Pero vamos, que los jefes dijeron, lo mejor es poner tierra de por medio. Y desde la tercera temporada ella recorre con su cara de persona estable y cabal países en los que debe llevar velo.
Como se puede ver, las peleas están al día entre mujeres y entre parejas, pero tampoco se escapan de ellas los hombres. Como ejemplo, el mal rollo que existía entre Jack y Charlie, dos de los personajes de la mejor serie de todos los tiempos ever, ‘Perdidos’ (junto a ‘Los Soprano’ y ‘Las chicas Gilmore’ no se os olvide). Se odiaban. Se odiaban mucho. Y esto lo descubrió una fan que escribió a Charlie en Twitter para que animara a Jack a hacerse una cuenta. La respuesta fue que, no gracias, que ese hombre trataba mal a las mujeres y que no le daba ningún recado.
Y todo esto me lleva de nuevo hasta Shonda y su ‘Anatomía de Grey’. Una de sus estrellas, Isaiah Washington, llamó de manera despectiva maricón a uno de sus compañeros, T.R. Knight, con pelea incluida con el guapo oficial de la serie Patrick Dempsey. No lo hizo bien, no, y Shonda le dijo a Whasington que se fuera…. peeeero, quería terminar resaltando que si bien Shonda es un poco jefa caprichosa, al final sacó su corazoncito y pidió al actor que volviera para acabar una de las tramas como correspondía. Vale, a lo mejor era interés y no corazón. Pero no le pidáis más a un empresario de la tele.