Si hay algo que está caracterizando al arranque de la quinta temporada de ‘The Walking Dead’ es su buen ritmo y el atrevimiento de sus guiones. Un intento por lavar la cara a la serie y enterrar en el olvido temporadas como la segunda o capítulos sin valor narrativo alguno como casi todos los que abarcaron el camino de la cárcel a Terminus. Los guionistas siguen sin querer acelerar demasiado pero al menos se están atreviendo a gastar cartuchos importantes cada semana sin alargar tramas innecesariamente.
En el capítulo anterior vimos desaparecer a los que presuponíamos serían los villanos de la temporada y esta semana ‘The Walking Dead’ ha vuelto a Atlanta, la primera vez que salimos del campo desde el final de la primera temporada. Ya estamos más que cansados de tanto bosque, tanto pueblecito pasajero y tanta vía del tren soporífera. ‘Slabtown’ (5×04) vuelve a Atlanta para contarnos qué fue de Beth, uno de los personajes más aburridos de la serie y que aún nadie había echado en falta.
Un capítulo que pese a que en el avance prometía mucho más de lo que ha sido consigue un buen nivel de entretenimiento e incluso logra que nos olvidemos de las ñoñerías de Beth (menos mal que no ha cantado en todo el capítulo, que en algún momento ha amenazado con hacerlo). ‘Slabtown’ nos lleva al Hospital Grady, un recinto sanitario donde un grupo de supervivientes han creado un pequeño oasis libre de zombis.
Pasamos de los caníbales de Terminus a los samaritanos de Grady. Un grupo de personas que van salvando a la gente para trabajar todos codo con codo por un bien mayor. Gente que ayuda a los demás mientras esperan ese día en el que sean rescatados y todos juntos puedan trabajar para restaurar la sociedad perdida. Un planteamiento aparentemente envidiable tras el que se esconde un modelo de supervivencia muy distinto: el que es salvado debe algo a la comunidad por la que trabajará de ahí en adelante.
Una jerarquía opresiva en la que todo tiene un precio, incluso la comida. ‘Slabtown’ lo único que ha hecho ha sido presentarnos a estos nuevos personajes que tendrán mucho que decir en el futuro de Beth y Carol (otro buen cliffhanger de ‘The Walking Dead’ esta semana, están pletóricos esta temporada con sus cierres de episodios). Por ahora poco que decir, que el único bueno de todos los que hemos conocido en Grady es Noah y ya no está allí. Dawn se presenta como el cerebro pensante de esa jerarquía abusiva pero cuidado con Steven (el doctor) que va a dar más juego.
‘Slabtown’ consigue el aprobado sobre todo por el intento de escapada de Beth de Grady que consigue subir el nivel del episodio. Pese a ello ha sido un capítulo que ha desaprovechado su potencial y que nos ha deleitado con giros narrativos tan obvios que han sido hasta graciosos. El cómo Beth se libera de Gorman es un insulto a la mente de la audiencia. El suicidio de Joan en el despacho de Dawn está más que forzado, por no hablar de la caída del cuerpo de Gorman a un centímetro de su cuerpo recién convertido en zombi. Absurdo.
Así las cosas, tenemos a Beth y Carol en Grady pero aún no sabemos si Daryl sabe de su existencia. Una duda que parece no resolveremos hasta dentro de dos semanas, ya que el próximo episodio parece estará centrado en el grupo de Abraham camino de Washington. ‘The Walking Dead’ tiene ya a sus personajes divididos en grupos y comienza la dura prueba de mantener en alto cada una de las tramas y no cansar a la audiencia. La temporada pasada no lo consiguieron, veremos ésta.