[ Bélgica | 2017- | VRT| 9 capítulos de 50 min | NOTA: 7,75 ]
‘Tabula Rasa’ ha sido una de las grandes sorpresas del catálogo de Netflix de los últimos meses. Un thriller psicológico adictivo, misterioso, atrevido y en muchos momentos loco, con una personalidad arrolladora y una intriga que te empujará a ver la temporada en maratón. Una trama muy bien construida que no pierde el tiempo ni un momento y que avanza su narración fuertemente en cada episodio, dando siempre algo al espectador con lo que especular y sorprenderse. Una historia trepidante que se disfruta por igual en el camino que en su desenlace. Una serie da aún más de lo que promete en su potente piloto.
Quizá lo que más identifica a ‘Tabula Rasa’ es su personalidad, ese aura de misterio (sobrenatural) que es capaz de crear en torno a una vieja casa, el bosque que la rodea, y la mente quebrada de la protagonista de la serie. Se respira la humedad, la soledad, el miedo, y la desesperación. Nada es normal en esta historia, por eso atrapa tanto, regalándonos momentos tan locos que parecen ideas descartadas del propio David Lynch. E incluso en sus momentos más locos ‘Tabula Rasa’ convence. El guión no deja que te despistes ni un momento.
La historia sigue los pasos de Mie, una mujer cuya memoria a corto plazo se verá dañada por culpa de un fatídico accidente de coche. Secuelas de un fatídico accidente que hará muy difícil que pueda seguir cuidando de su hija de seis años sin supervisión. En esta vorágine de supervivencia, Mie se verá implicada en una desaparición. Tendrá que luchar contra su quebrada memoria para poder entender qué está ocurriendo y limpiar su nombre. Un rompecabezas de recuerdos, percepciones y versiones en la que el espectador está tan perdido e indefenso como la propia Mie.
Una historia con dos líneas temporales con las que juega estupendamente, y que alardea de una magnífica construcción de personajes. ‘Tabula Rasa’ se podría definir como un estupendo thriller criminal psicológico con toques sobrenaturales. Su protagonista, Veerle Baetens, está espectacular dando vida a un personaje lleno de matices que vive en la incertidumbre del desconocimiento. El espectador conecta con el personaje de Mie desde el primer momento, compartiendo su frustración en una historia que ni ella misma es capaz de entender.
La serie sólo tiene un punto flaco, pero no puedo comentarlo porque es en su desenlace. Un giro que me resultó mal justificado, pero pese a ello no consigue empañar ni el final ni el disfrute del resto de episodios. ‘Tabula Rasa’ es una apuesta segura. Una serie belga que si no fuera por Netflix mucha gente no habría puestos sus ojos en ella.