[ UK | 2005 | BBC | 13 capítulos de 45 min | NOTA: 7,5 ]
He visto la primera temporada de la era moderna de ‘Doctor Who’ después de ver las tres entregas de Matt Smith (de las que he acabado totalmente enamorado, por cierto). Empecé con el undécimo doctor porque era el primero que había en Netflix, pero al terminar su arco decidí volver atrás y empezar por el principio. Empezaré diciendo que he disfrutado la temporada de Christopher Eccleston como un enano. La temporada se emitió en 2005 y como no podía ser de otra forma tiene sabor noventero, muchas cosas se ven anticuadas. Pero bajo esa coraza vetusta se esconden guiones maravillosos que funcionan tan bien como en su época.
De la era moderna, Christopher Eccleston es el único que sólo ha dado vida al Doctor durante una temporada, pero han sido los trece capítulos más importantes de la serie. ‘Doctor Who’ se lo jugaba TODO en esta temporada. Una serie que había estado 25 años en emisión ininterrumpida y que volvía 16 años después dispuesta a mantener su esencia pero adaptándose a un mundo más moderno y tecnológico. La película de 1996 sirvió para tantear la recepción que podría tener el resurgir de la serie. El resultado fue muy bueno, estaba claro que la gente quería nuevas historias, pero el riesgo seguía siendo mayúsculo.
Sobre todo porque los whovians no se conformaban con cualquier cosa. Llevaban 16 años sin serie de televisión. Pero el universo del Doctor se había expandido en este tiempo en incontables libros y audiolibros. El Doctor seguía vivo en el imaginario de los fans. «Sólo» había que conseguir que el nuevo doctor encargado de resucitar la serie encajara. Un reto que consiguieron sin despeinarse. El primer gancho fue la elección de Christopher Eccleston, un actor tachado de serio que, según él mismo reconoce, aceptó el papel para poder dar a conocer su lado más desenfadado. A su lado una companion (Billie Piper) que rompía con el machismo que arrastraba esa figura de acompañante en la era clásica.
La serie también introduce una tensión sexual no resuelta entre el Doctor y su companion, algo que no habían hecho hasta ahora. Aunque uno de los mayores retos era convencer visualmente. Si por algo es recordada la era clásica es por sus decorados de cartón piedra, incluso los podías ver moverse tras los personajes. De ahí que esta temporada transcurra en su mayor parte en exteriores. Había que dejar claro que ahora las cosas se hacían de otra forma, que había dinero para hacerlo bien y que lo que íbamos a ver iba a ser creíble. Y había que dejarlo claro desde el principio. Por eso el segundo capítulo de la temporada (‘The End of the World’) es un auténtico derroche de efectos especiales.
Muchos retos que la temporada consigue solventar. Logra que nos creamos lo que vemos y que tomemos cariño a los personajes. Pero sobre todo lo que consigue es que disfrutemos como niños pequeños con cada aventura. Si hay algo bueno en esta temporada son sus guiones. Tan seguros de si mismos, tan libres imaginativamente, tan respetuosos con sus orígenes y tan atrevidos al dar pasos adelante. La temporada no es perfecta. Pero eran demasiados los retos a solventar en 13 capítulos como para estar pendientes de cosas más pequeñas y menos relevantes. Lo que está claro es que sin Christopher Eccleston no tendríamos a David Tennant, ni a Matt Smith, ni a Peter Capaldi, ni a Jodie Whittaker.
[Posibles spoilers a partir de aquí]
LOS PERSONAJES
Quizá la mayor pega de la temporada es que, pese a que Eccleston y Piper están muy bien, no consiguen crear una química especial entre ellos y, lo que es más importante, no consiguen crear empatía con el espectador. Y no creo que sea culpa de ellos, porque el guión no les da oportunidad de crear magia en su relación o conseguir que los queramos más. Es como si estuvieran todo el rato siendo correctos, sin ser naturales. Es verdad que fraguar una relación en una temporada es más difícil que hacerlo en tres, y más si en esa temporada tienes que estar pendiente de demostrar que mereces tu hueco en la parrilla. Más no se le puede pedir a esta temporada.
Por eso es tan importante la entrada de Harkness a mitad de temporada, porque consigue que la serie adquiera ese toque de humor y espontaneidad que aún le faltaba. En trece capítulos coges más cariño a Harkness o a Mickey que al Doctor y su campanion. Una pequeña vuelta de tuerca a sus personajes habría conseguido romper esa barrera y crear una química mayor entre ellos y un mayor afecto del espectador. Pero se quedan a punto de conseguirlo. En la segunda temporada Rose ya no arrastra ninguno de los peros que tiene en esta entrega. A Eccleston y Piper les faltó una temporada más juntos para demostrar que eran capaces de tener química.
LAS TRAMAS
Aunque inicialmente parezca que no hay una trama transversal, en la recta final descubrimos que ese casual BAD WOLF tenía una razón de ser. Hay una continuidad planeada que incluso llega al inicio de la siguiente entrega. Los cinco últimos capítulos de la temporada son los mejores. Primero porque los dos episodios de Steven Moffat son una maravilla (1×09 y 1×10). Segundo porque la trama de BAD WOLF y la lucha con los Daleks es muy brutal y no te la esperas. Y por último porque la llegada del Capitán Jack Harkness consigue aportar la coralidad que no habían conseguido aún.
A las tramas no se les puede poner ningún pero, la verdad. Juegan muy bien con la esencia del universo, con su magia, con el papel de los Daleks (rescatando los villanos más míticos de la era clásica) e introduciendo ya la Guerra del Tiempo, tan importante de aquí en adelante. Es ‘Doctor Who’ en estado puro y no se olvida de sus orígenes. Pese a que los Daleks son la clave en la season finale, los Slitheen son el mayor distintivo de la temporada de Eccleston.
LOS DATOS
En esta temporada descubrimos datos como que el Doctor tiene 900 años, dos corazones y que habla 5 millones de lenguas. O que la Tardis cambiaba de forma en función de la época a la que viajase para camuflarse, pero que el sistema se estropeó en un viaje a 1960 y se quedó para siempre con el aspecto de una cabina de policía de la época. O las claves de la Guerra del Tiempo, la batalla en la que los Señores del Tiempo aniquilaron a los Daleks, en ella murieron también todos los Señores del Tiempo menos uno, nuestro Doctor. Se apuntala así el universo de ‘Doctor Who’ al que le queda mucha vida por delante.
Resumiendo. Eccleston es un doctor muy respetable y disfrutable. Quizá no el más carismático, pero gracias al que la serie se ganó el derecho de seguir adelante en una nueva era. La temporada es muy buena. Las historias son muy potentes y los personajes secundarios (ya sean buenos o villanos) son geniales. Una muy buena temporada para iniciarse en el mundo de ‘Doctor Who’, asumiendo ha pasado el tiempo por ella visualmente hablando.