[ UK | 2014- | ITV | 2T, 13 capítulos de 55 min | NOTA: 7,5 ]
Poner a investigar crímenes a un policía con un sacerdote no es tarea fácil, y mucho menos conseguir crear entre ellos un bromance cautivador. Pero ‘Grantchester’ puede con eso y mucho más. Un drama criminal británico que con muy poco consigue mucho. Personajes muy bien construidos con relaciones capaces de crear una fuerte empatía con el espectador. Casos clásicos que en su desarrollo no permiten descansar la narración ni un segundo hasta que dan con el culpable. Crímenes en los que todos tienen algo que ocultar, sean los autores materiales o no. Una ficción que juega con la esencia clásica del thriller, reinventando la forma, conservando el alma de las producciones británicas. Una apuesta segura.
‘Grantchester’ cuenta la historia del sacerdote anglicano Sidney Chambers, un ex-agente de la Guardia Escocesa que se hará amigo de Geordie Keating, un detective inspector veterano de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos nacerá una gran amistad que les llevará a resolver los casos policiales juntos. El metódico modo de investigar de Keating se completa con las técnicas intuitivas de Chambers, formando un tándem al que no se le resiste ningún caso. La serie se ambienta en el año 1950 en el pueblo de Grantchester, cerca de Cambridge. Una sociedad en la que las heridas de la guerra aún gritan en silencio en sus conciencias.
Una brillante ficción británica que cuenta en su banda sonora con la marca de John Lunn, compositor que fue el encargado de crear la magnífica música de ‘Downton Abbey’. Aquí tenéis cinco de las muchas razones por las que ‘Grantchester’ merece ser vista.
MÁS QUE UN PROCEDIMENTAL
Según el manual ‘Grantchester’ es un procedimental clásico, cada episodio presenta un nuevo caso que queda resuelto al final del mismo. Pero en la práctica es mucho más que eso. Cada temporada mantiene potentes arcos narrativos transversales que no sólo dan continuidad, sino que desarrollan a los personajes protagonistas, dejando incluso en ocasiones en segundo plano al caso episódico. Los guionistas ponen el procedimental al servicio de los protagonistas de la serie, una magnífica fórmula que funciona.
LA MÁGIA DEL GÉNERO
‘Grantchester’ no pretende plantear casos rocambolescos. Con las reglas clásicas del género, construye investigaciones capaces de reinventarse constantemente girando en torno a los pocos implicados del caso. Aquí no hay pistas falsas para perder el tiempo, 45 minutos de episodio no dejan andarse por las ramas. Todos los sospechosos a los que investigan Sidney y Geordie tienen un secreto, sean o no culpables del caso principal. No hay callejones sin salida que nada tengan que ver. Casos narrados de la forma más clásica: se presentan rápidamente los sospechosos, se descubre qué oculta cada uno, y se resuelve el caso. Al más puro estilo Agatha Christie.
SIN INTELIGENCIA SUPREMA
Sherlock Holmes sólo puede haber uno, y en ‘Grantchester’ lo tienen muy claro. Por eso sus protagonistas no son más listos que nadie y no adolecen de excentricidad desorbitada. Sidney y Geordie son dos hombres tenaces, pero nada más. No descansan hasta que no resuelven el caso. Pero no lo resuelven por tener una inteligencia superior. Son dos hombres corrientes que disfrutan con lo que hacen. Es más, en la mayoría de los casos la pista que hace abrir los ojos a Sidney para ir en la dirección correcta se la da un personaje secundario. Su mérito es no descansar hasta resolverlo, no ser más que nadie. Gran parte del atractivo de la serie es lo humanos que son todos sus personajes, incluso los implicados en los casos.
UN GRAN BROMANCE
Es difícil sacar tanto partido a los personajes como lo hace ‘Grantchester’. Con dos protagonistas y tres secundarios fijos, los guionistas son capaces de crear un entramado de historias magnífico, construyendo relaciones muy intensas y, a veces, muy divertidas. El bromance de Sidney y Geordie es magnífico. Dos hombres de vidas opuestas, de concepciones contrarias, pero que disfrutan de la vida de la misma forma. Construyen una relación amistad sincera, de hermanos. Los guionistas juegan con ella poniéndola a aprueba, llevándola al extremo, dando voz a sus diferencias. Una química especial que, a su manera, Sidney también tiene con la estricta Maguire y con el tímido de Leonard. Este trío da momentos memorables viviendo bajo el mismo techo.
EL PODER DEL VICARIO
El elemento más característico de la serie es que su protagonista sea un sacerdote que investiga casos criminales. El joven vicario se mete en unos derroteros policiales fruto de la amistad que entabla con Geordie. Licencia creativa que los guionistas cuestionan muchas veces a través de los secundarios cuestionando el porqué un sacerdote investiga crímenes. Un combo religioso-policial con mucha fuerza narrativa, al que sacan el máximo partido otorgando a Sidney un papel que nunca pierde de vista su conciencia religiosa. Personaje que también tiene una vida amorosa novelesca. El protagonista de ‘Grantchester’ no es un sacerdote al uso, es mucho más.