El británico Charlie Brooker es periodista, presentador de televisión y guonista y es conocido en medio mundo por su humor agresivo y sus comentarios mordaces. Su estilo propio está presente en sus creaciones para la pequeña pantalla como en sus artículos para el periódico The Guardian.
En 2009 ganó el premio al columnista del año otorgado por la Asociación de la Prensa del Reino Unido. En el mundo de la televisión además de por ‘Black Mirror’ destaca por ‘Dead Set’, miniserie nominada a los BAFTA, protagonizada por zombies y ambientada en el plató de Gran Hermano. ‘Black Mirror’ fue estrenada en diciembre de 2011 en el canal británico Channel 4 conquistando a crítica y audiencia.
¿Cuál es el concepto que hay tras ‘Black Mirror’?
La idea es que sea como un surtido de galletas que te ofrece un sociópata mientras sonríe. siempre me han gustado series como ‘Tales of the Unexpected’ o ‘Dimensión Desconocida’ porque nunca sabes exactamente qué te encontrarás, aunque sabes que tendrán un cierto tono. ‘Black Mirror’ es un intento de hacer algo así. Cada episodio es una historia autoconclusiva, pero hay ideas coincidentes. Aunque parezca que es algo muy serio, no lo es. En realidad es divertida pero de un modo sombrío.
¿Por qué el título de ‘Black Mirror’?
El nombre viene en parte del título de una canción y también porque ese ‘espejo negro’ me recuerda a una pantalla cuando se apaga el televisor. Es algo que espero que no hagan los espectadores al ver la serie.
¿Qué nos puedes explicar sobre la serie?
‘Black Mirror’ se compone de tres episodios. Uno de ellos se titula ‘El himno nacional’, ambientado en el presente e inspirado en esas noticias que llegan a las redes sociales y en las que todo parece que se escape de control. Pienso en sucesos como el caso de Raoul Moat o cuando Gordon Brown tuvo que disculparse ante Gillian Duffy. Hay una especie de fuerza centrífuga extraña que aumenta a lo largo del día y se mezcla con los informativos y la opinión pública.
¿Y los otros episodios?
’15 millones de méritos’, que he escrito junto a mi esposa, es una visión distópica y sarcástica del futuro, en el que todo el mundo vive una vida en la que se machaca físicamente y de la que sólo hay una forma de escapar. entrar en una especie de talent show, de esos que todos los espectadores conocen. Es muy impactante desde el punto de vista visual, con un rollo muy diferente.
La otra entrega está escrita por Jesse Armstrong…
Sí. Toda tu historia se desarrolla en una sociedad en la que todo el mundo tiene la habilidad de rebobinar una conversación y poder soltar «Esto es lo que dijiste antes» o «Mira cómo me avergonzaste». Es el equivalente de un disco duro grabador dentro de la cabeza que te permite ir hacia atrás y ver de nuevo tu experiencia visual. Va de una pareja que pasa una velada bastante mala, por decirlo de alguna manera. En todos los episodios, el tema común es que la tecnología ayuda a que la gente se destroce la vida.
¿Son historias con moraleja?
Más o menos, pero por encima de todo ofrecemos entretenimiento y sátira. Son historias dramáticas, pero también hay humor, que a menudo tiene un aire bastante sombrío. No acusamos con el dedo, buscamos explorar posibles opciones. Incluso evitamos mencionar los aspectos tecnológicos para que no parezca que alguien está leyendo las instrucciones de una antena parabólica. Se trata más de un juego travieso.
Como la tecnología avanza tan rápido, ¿no te da miedo que, por muy futurista que seas, la realidad supere la ficción?
¡Espero que no! Especialmente en ’15 millones de méritos’, porque nuestra vida sería un infierno. Se desarrolla en un mundo en el que cada superficie es como un iPad, así que puedes interactuar con cada pared. Me parece que aún queda un trecho hasta llegar ahí, aunque quizás no demasiado. Estuve repasando un montón de viejas escenas de ciencia ficción mientras escribía el guión y, en algunos aspectos, la antigua ciencia ficción tiene mucho de la época en la que se rodó, como el vestuario, con esa visión de futuro que tenían en los 60. Pero en otros aspectos puede ser increíblemente futurista.