No hay duda que ‘The Walking Dead’ luce de una forma especial cuando se sale de esos manidos corsés reflexivos con los que rellena temporada tras temporada impidiendo que la trama avance al ritmo que merece. ‘The Next World’ (6×10) ha sido sin duda el capítulo menos dramático desde los inicios de la serie, incluso me atrevo a decir que es el más divertido hasta la fecha. Un episodio que además de tomarse un respiro del amenazante mundo apocalíptico se ha atrevido a jugar la carta del amor (¿sexo? ¿pasión?) con EL personaje protagonista por excelencia.
Un capítulo magnífico no sólo por el resultado final, también porque es un soplo de aire fresco en una serie que pide a gritos desde remodelar la fórmula. ‘The Next World’ demuestra cómo la serie crece en cuanto se atreven a mover las fichas, a jugar con sus personajes, y a arriesgar. Riesgo que no exige que se deje de lado la tradición, la trama de Carl esta semana conserva estupendamente la fórmula clásica. Profundicemos en lo que ha dado de sí el capítulo.
DARYL Y RICK
Alexandria vuelve a ser segura, pero el sistema de subsistencia construido por Deanne ha desaparecido con el ataque. ‘The Walking Dead’ resetea y vuelve a necesitar de sus míticas expediciones para conseguir alimentos, medicamentos y utensilios. Daryl y Rick son los encargados de salir esta vez a la caza, protagonizando la trama más divertida hasta la fecha. Un guión que baila entre el absurdo y el ingenio con muy buen resultado.
Paul Rovia (“Jesús” para los amigos) saca el lado más pardillo de Rick y Daryl. Por primera vez alguien es capaz de torear a nuestros amigos, y no a cualquiera, a los líderes de casi todas las expediciones, los que nunca fallan, los que se las saben todas. Inquebrantables pero, como ya hemos visto, toreables. Realmente son Rick y Daryl los que hacen el juego de Paul brillante, su torpeza ensalza el ingenio del nuevo.
Paul sabe lo que está haciendo. En ningún momento Rick y Daryl tienen la sartén por el mango (ni siquiera cuando “reconquistan” la furgoneta). Al final le dan el premio anhelado: abrirle las puertas de Alexandria. Lo que nos va a deparar este personaje aún está por ver, lo que está claro es que cada una de sus escenas de este capítulo es para enmarcar (me quedo con la última, despertando a Rick y Michonne después de su primer momento tórrido).
SPENCER Y DEANNE
Todo personaje relevante de ‘The Walking Dead’ ha tenido una despedida como merece. A Deanne la despedimos sin prepararnos en la mid-season finale, un adiós tan rápido que había voces que decían que aún estaba viva. Pero no, su despedida ha llegado esta semana mostrándola convertida en zombi y recayendo en su propio hijo la dolorosa labor de acabar con ella definitivamente. Una trama con mucho empaque pese a que Spencer no haya sido un personaje muy potente nunca.
CARL Y MICHONNE
Parecía que el perder un ojo sacaría el pequeño quinqui que Carl lleva dentro, pero no ha sido así. Vemos esta semana un Carl más maduro, al que por primera vez el espectador lo incluye sin temor dentro de los adultos. Un personaje que se presenta ahora capaz de tomar decisiones y de discernir. Un personaje que tiene la sensibilidad de no acabar con la Deanne zombi porque sabe que eso no sería correcto.
No olvidemos que de todos los protagonistas que tenemos, Carl es el que realmente mejor conoce el mundo de ‘The Walking Dead’ y el que seguro recuerda más vida de supervivencia que de la anterior al caos. Reflexiones que nos vienen a la cabeza con una pequeña conversación con Michonne que prepara lo que viene después. Los guionistas tienen claro que ella es como una madre para Carl, por lo tanto en la ecuación sólo falta…
RICK Y MICHONNE
… que Rick y Michonne den rienda suelta a su pasión. Y así ha sido, parece que tan sorprendente ha sido para nosotros como para Danai Gurira y Andrew Lincoln. Mira que todas las papeletas apuntaban a Jessie, pero eso era demasiado obvio. Los guionistas querían algo muy casual, que fuera algo más que sexo pero un poco menos que el amor clásico. Y así ha sido, un roce, un juego de manos y ¡AL CATRE!
No voy a negar que chirría este paso, hacía tiempo que se habían olvidado del amor (lo de Glenn y Maggie no cuenta, ya cansan), pero por otro lado me gusta que arriesguen. Rick pedía a gritos desfogarse un poco y no caminar solo. Eso sí, crear esta pareja implica poner un futuro mucho más incierto a Michonne del que tenía hasta ahora. El elemento dramático ahora se suma a su personaje.
Un estupendo segundo capítulo de mitad de temporada que hace que mis ilusiones seriéfilas se disparen. El personaje de Paul Rovia tiene mucho gancho, la historia de Rick y Michonne crea mucha expectación, la nueva Alexandria aún puede dar juego… ¿qué más se puede pedir? Sólo una cosa: que no vuelvan a irse por las ramas.