[NOTA: 7]

Tras dos semanas de relleno, la tensión vuelve a crecer en ‘The Walking Dead’ preparando el terreno para la mid-season finale de la semana que viene. La misión suicida de Carl se desmorona casi nada más empezar. Un Negan sorprendido por la valentía del joven, que tiene claro que por ahora le tiene que mantener con vida, porque es otra moneda de cambio para seguir presionando a Rick y los suyos. El futuro de Carl ni Negan lo sabe, lo acabará decidiendo Lucille. Por ahora para Negan es sólo un juguete roto con el que divertirse, aunque esconde dentro un valiente luchador que, bien adiestrado, podría ser un fiel secuaz dentro de Los Salvadores.

‘Sing Me a Song’ (7×07) nos mete de nuevo en esa vieja fábrica en la que ahora reina Negan. Un grupo de supervivientes oprimidos por unas reglas que han de cumplir y nunca cuestionar. Reglas que hasta Daryl cumple con resignación hasta que se presente la oportunidad de escapar. Reglas que, como bien sabe Dwight, si no cumples serás castigado. Que te quemen la cara con una plancha al final es el menor de los castigos. Negan no solo marca reglas para mantener el orden, sino también para su regocijo. Que sus seguidores se tengan que arrodillar ante él cuando está presente es un modo de que el ego de Negan crezca aún más.

Esta semana ‘The Walking Dead’ nos deja tres grandes momentos. Negan quemando la cara de Mark con la plancha que Dwight ha sacado del horno. Ver cómo Carl destapa su ojo mutilado mientras Negan se burla en su cara, viendo cómo caen las lágrimas del joven. Y por último la escena final, con Negan abrazando a Judith, junto a Carl en el porche. Y es que el jefe de Los Salvadores no sólo es un dictador, sobre todo es un provocador. Disfruta pisoteando lo que no es suyo, sin un objetivo mayor que desafiar, irritar e insultar a su contrario.

Mucho se está hablando del futuro de Carl, sobre todo después de unas polémicas declaraciones del padre del actor que daban a entender qué le iba a pasar a su personaje. Sea el que sea, es incuestionable que Carl está en su mejor momento narrativo. Ha pasado de ser uno de los personaje más absurdos e irritantes de la serie a, dentro de su inmadurez, ser uno de los más coherentes de las últimas temporadas. Personaje que puede dar mucho todavía, con esa indiferencia hacia un mundo que, por extraño que parezca, para él ha sido una realidad prácticamente toda su vida. Unir este factor a las garras de Negan podría dar mucho juego. Carl lleva mucho tiempo amenazando un cambio que le aleje drásticamente de la forma de actuar de su padre, y qué mejor momento que éste para hacerlo.

Llevo semanas pidiendo que intercalen tramas en ‘The Walking Dead’ y esta semana lo han hecho, el problema ha sido que el resto de tramas no tenían nada que contar. Rosita y Eugene, Gabriel y Spencer… dos tramas que se podían haber ahorrado. Esta semana el capítulo sí que se habría mantenido en alto con la trama principal, porque Negan y Carl tienen el suficiente tirón como para ser protagonistas exclusivos. Pero parece que es imposible dar con la fórmula adecuada.

La mid-season finale arrancará con Negan esperando a Rick en el porche de su casa haciendo carantoñas a sus hijos. Daryl con la posibilidad de escapar en sus manos, debatiéndose sobre si es esa la oportunidad que debe aprovechar. Con Los Salvadores no hay segundas oportunidades, si sale mal está muerto. Y el resto de personajes en un vacío narrativo del que los sacarán en algún momento (Carol, Morgan, Maggie…). Por ahora, y pese al tropezón de la semana pasada, la temporada está manteniendo una unidad que hacía tiempo que no veíamos en ella. Veremos cómo se despiden la semana que viene.