[ España | 2017 | Antena 3 | Parte 2, 6 capítulos de 90 min | NOTA: 6,5 ]
No me atreveré a decir que la segunda parte de ‘La Casa de Papel’ sea mala, porque no lo es, pero sí resulta insulsa y en ocasiones repetitiva. Después de nueve episodios, se esperaba una recta final trepidante. Pero al final de los seis capítulos que componen esta segunda parte tan solo los dos últimos han sido de infarto. Los otros cuatro episodios han sido insustanciales, a medio gas, con muy poco que contar. Han sido el peaje que hemos tenido que pagar para ese apoteósico final. Una única temporada diez u once capítulos habría funcionado mejor.
Pese a todo ello, ‘La Casa de Papel’ se despide como uno de los mejores estrenos de ficción nacional del año. Una serie que ha sabido arriesgar, construyendo una historia diferente en un formato más adulto del que nos tiene acostumbrado el prime time español. Originalidad, personajes potentes, tramas maduras, y un reparto muy solvente, han formado un combo redondo en un momento en el que la televisión española está reinventando poco a poco su modelo de ficción televisada.
[Spoilers a partir de aquí]
EL PEAJE
Los cuatro primeros capítulos poco han tenido que contar sobre el mayor robo jamás contado. La salida de Tokio de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ha sido el giro más importante de esta segunda parte, un giro circular que acabó con su regreso poco después. Su salida abría muchas líneas narrativas en el exterior, pero que al final la gran mayoría se quedaron en el tintero, ya que era sólo un golpe narrativo que solo tendría repercusión en la vida de Río y no en el atraco en sí mismo.
Es cierto que su regreso derivó en la muerte de un personaje clave, una consecuencia que desintegró la estabilidad de Denver y nos regaló uno de los mejores capítulos de la temporada (el penúltimo episodio). Pero la salida de Tokio no vino más que a demostrar que ella (junto con Berlín) eran los dos pilares narrativos intocables, y su ausencia se nota en la fuerza narrativa del atraco.
El paso del patriarcado al matriarcado era un giro muy potente, pero que al final explotan poco. El personaje de Nairobi tenía agallas como para haber aguantado el liderazgo durante más tiempo. En esta segunda parte, Nairobi ha sido el personaje que más ha quedado en segundo plano, pese a ser uno de los mejores. Aunque todo hay que decirlo, hacer sombra al liderazgo de Berlín es muy difícil. Qué gran personaje y, sobre todos, qué grandes interpretaciones de Pedro Alonso.
EL DESENLACE
Pero estaba claro que el Profesor tenía que fallar antes o después. Un mísero pelo de una peluca de payaso destapó la caja prohibida. A partir de ahí, ‘La Casa de Papel’ va cuesta abajo y sin frenos. La serie se despide para siempre con dos capítulos magníficos, en los que la tibieza de un atraco da paso a la lucha desesperada de supervivencia. Acción en estado puro en un ataque policial desesperado de una situación que se ha alargado en demasía en el tiempo. La caída de un plan perfecto que mantiene en todo momento un hilo intacto para mantener la duda del desenlace final.
Recta final en la que el papel de Raquel será clave, un personaje que lucha contra sí mismo en un momento en el que su corazón y su cabeza le piden hacer cosas opuestas. La segunda parte de ‘La Casa de Papel’ está hecha para Raquel, un personaje que estaba esperando su oportunidad para lucirse y para dejar de ser únicamente el gato que persigue al ratón. Al fin y al cabo, la serie ha jugado desde el principio con la división entre los buenos y los malos y el cambio de bando de personajes.
La muerte de Berlín viene a salvar al que ha sido el verdadero villano durante toda la serie. Un personaje que entrega su vida no tanto por sus compañeros, sino porque teme lo que le espera fuera, lo que va a hacer la enfermedad con su vida. Es un sacrificio egoísta que le otorga sin quererlo un heroísmo perfecto tanto para su personaje como para la trama. En el último capítulo yo esperaba más de una muerte, la verdad. Pero compro cada parte del desenlace, con esa grandiosa salida individual del almacén de cada uno de nuestros amigos ladrones.
Y cierro mi crítica dando las gracias a ‘La Casa de Papel’ por conseguir que me crea a Úrsula Corberó, por descubrirme grandes jóvenes actores Miguel Herrán y Jaime Lorente, por crear personajes tan magníficamente oscuros como el de Berlín, y por construir una trama tan simple de fondo pero tan sorprendente de forma. Nunca más podré ir al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid sin acordarme del mayor atraco jamás contado.