[ USA | 2015- | Netflix | 13 capítulos de 55 min| NOTA: 6 ]
La ya tan manida expresión de la “edad dorada de las series” ha disparado el número de ficciones producidas anualmente en todo el mundo. Si hace pocos años hacíamos malabares para ver todos los estrenos interesantes, ahora el reto es enterarte de qué merece la pena, lo de verlo ya puede que sea en otra vida. En este boom televisivo el paladar del espectador se ha hecho cada vez más exquisito. Culpa de esta exquisitez del consumidor la ha tenido la propia Netflix, que nos ha demostrado que existía todavía una ficción desconocida con una calidad apabullante.
Esta explosión seriéfila ha coincidido con otro boom: el de los superhéroes. Este se ha dado tanto en la pequeña como en la gran pantalla, haciendo al espectador cada vez más sibarita a la hora de consumir. Fue quizá ‘Arrow’ en 2012 la que abrió el camino para ‘Agents of S.H.I.E.L.D.’, ‘The Flash’, ‘Gotham’, ‘Agent Carter’, ‘Supergirl’, ‘Daredevil’ y ‘Jessica Jones’. De esta última es de la que voy a hablar hoy. El segundo intento de Netflix en la conquista del mundo Marvel que, a diferencia de lo conseguido con Matt Murdock, no logra construir un personaje con gancho y cuya trama no es capaz de pasar del aprobado.
‘Jessica Jones’ parte con un problema de base: Jessica Jones es aburrida. Para un espectador con las pupilas excitadas con las aventuras de Capitán América y compañía, el personaje de esta detective privada resulta soso e insípido. No se puede uno sentar en el sofá esperando la acción y la fuerza de ‘Daredevil’ porque no aguantarás ni el piloto completo. Jessica Jones es diferente, es pausada, silenciosa, mística, relajada, y otra vez silenciosa. Que conste en acta que mi crítica de su personaje se basa exclusivamente en la serie, desconozco totalmente cómo es su personaje en los cómics.
El ritmo pausado y el silencio narrativo dan a ‘Jessica Jones’ un elemento diferenciador del resto de títulos televisivos de superhéroes. Hasta ahí un acierto. El problema es que la serie vive exclusivamente de los personajes secundarios, y en primera instancia del gran villano (que tarda mucho en salir). Jessica Jones es el hilo conductor, sí, pero es la que menos aporta. Suerte que tiene unos muy buenos secundarios y que el villano está muy bien construido, si no la serie no valdría para nada.
‘Jessica Jones’ es técnicamente impecable. Factura Netflix en estado puro. Visual y musicalmente tiene personalidad propia, indiscutible, al igual que la tiene ‘Daredevil’. En eso Netflix no falla, consigue perfectamente dar a tu televisor el gramaje adecuado de un folio blanco de cómic. Adapta muy bien la esencia del universo Marvel, lo que le ha fallado en esta ocasión ha sido el guión y la construcción de su personaje principal.
De mis críticas no se debe deducir que no merece la pena verla, para nada. Pero sí que hay que sentarse en el sofá sabiendo que en ‘Jessica Jones’ es un producto diferente y que no se acerca ni por asomo a la perfección de la primera temporada de ‘Daredevil’. Sin expectativas la serie entra sola. Confío en que la segunda temporada pulan la narración dando el empujón que le ha faltado a esta primera entrega.