[ UK | 2010- | BBC | Temporadas de 3 capítulos de 95 min | NOTA: 9,5 ]
Sherlock Holmes es quizá uno de los personajes de la literatura que más veces ha sido adaptado en la pequeña y en la gran pantalla. Si echamos la vista atrás perdemos la cuenta de cuantas series y películas han dado vida al prepotente detective inventado por Arthur Conan Doyle. Pero en esta larga historia de adaptaciones el detective y su ayudante han sido construidos siempre por idéntico patrón. Cambio de actores, cambio de historias, pero personajes idénticos incapaces de aportar matices nuevos a esta extraña pareja. Pero la BBC decidió romper con este historial de conformismo con ‘Sherlock’, la serie que se atrevió a reinventar los personajes clásicos sin perder la esencia vital de los libros.
Una serie que ha creado un fenómeno fan mundial inalcanzable para la mayoría de las series británicas actuales. ‘Sherlock’ (junto a ‘Downton Abbey’) ha conseguido que el mundo ponga la vista en una producción con denominación de origen. Y no es para menos. Estamos ante una de las series más valientes del momento, que es capaz de engañar al espectador constantemente haciéndole disfrutar con cada atrevimiento. Un thriller que ha sabido exprimir de forma brillante el formato clásico procedimental (sus dos primeras temporadas) para explorar después una nueva fórmula continua pero episódica (tercera y cuarta temporadas). ‘Sherlock’ se ha atrevido con todo y no hay nada que le haya salido mal.
El mundo de ‘Sherlock’ es milimétrico, cautivador, intrigante, y fascinante. Lleno de giros imposibles. Desde su reparto, pasando por sus guiones hasta su puesta en escena, es redonda. No hay ninguna fuga en la serie de la BBC, todo encaja a la perfección. Hasta en su duración es valiente: temporadas de solo tres capítulos de hora y media cada uno. Con un episodio especial de Navidad entre la tercera y la cuarta temporadas.
‘Sherlock’ es must seriéfilo, seña de identidad de hasta dónde son capaces de llegar las ficciones británicas. Son muchas sus señas de identidad, sus acrobacias narrativas por las que consigue ser brillante. Pero entre todos estos aciertos voy a resaltar en este post cinco, los que más definen a la serie desde mi punto de vista. Hay muchos más, sin duda, pero éstos son los troncales.
BROMANCE PROTAGONISTA
La relación entre Sherlock Holmes y John Watson es sin duda uno de los mejores bromances de la historia de la televisión. Dos personajes construidos de forma soberbia, llenos de matices, con mucho carácter y con formas opuestas de ver la vida. Dos personajes excéntricos que caminan solos por la vida y que, al cruzarse sus caminos, se convertirán (aunque les cueste reconocerlo) en uña y carne. Una relación de amistad tan fuerte que se cargará de los tintes propios de una relación de pareja. Una relación llena de momentos aventuras, peleas y reconciliaciones de dos aventureros que analizan el mundo con un mismo propósito aunque lo hagan con lupas muy diferentes. Una relación con una fuerza que sólo Benedict Cumberbatch y Martin Freeman podían conseguir. Están totalmente compenetrados.
GUIONES CON HUMOR
‘Sherlock’ tiene bien claro cuándo debe ponerse serio y cuándo puede reírse. Y lo hace muy bien, incluso cuando ser ríe de sí misma. Un tono que rompe con la imagen vetusta de ese Sherlock Holmes estirado, insensible y cavernícola que nos han vendido toda la vida. ‘Sherlock’ muestra a un detective que sabe reírse de cualquier situación, incluso de las suyas. Un detective cuya superioridad intelectual no le impide ver los momentos cómicos que tienen las vidas de los mortales. Un humor agrio, descarado, negro, irreverente, impío, e incluso irrespetuoso. Pero pese a su falta de empatía con el mundo, Sherlock consigue entrar en el corazón del espectador.
HISTORIA MODERNA
‘Sherlock’ no sólo consigue reinventar a sus personajes sino que además los adapta al mundo actual sin que el espíritu del clásico se pierda. Ni siquiera chirría ver a Sherlock Holmes con un iPhone último modelo, tuiteando o escribiendo whatsapps. Igual que no chirría ver a John Watson manteniendo un blog y jugando con las redes sociales. Internet juega un papel clave a la hora de resolver muchos de los casos. La tecnología entra en el mundo de Sherlock Holmes y no lo hace con miedo. Está presente en todos y cada uno de los capítulos de la serie. Todos los contenidos digitales se superponen en la imagen para que el espectador no se pierda nada. En la cuarta temporada hacen virguerías con este recurso.
LAS INVESTIGACIONES
Las dos primeras temporadas, ‘Sherlock’ mantiene la esencia de los clásicos de Sir Arthur Conan Doyle adaptando algunas de las míticas historias de los libros. A partir de la tercera, la serie se separa de los libros para seguir desarrollando a sus personajes con nuevos casos en los que cada vez se fuerza más la máquina creativa, con un resultado magnífico. Las investigaciones de ‘Sherlock’ están llenas de capas. Con cada giro se responde una incógnita pero aparece una nueva, hasta que al final del capítulo se cierra cada una de las puertas abiertas. El espectador acaba sobreexpuesto a giros imposibles sin dejarle que parpadee en los 90 minutos que dura cada capítulo. Los casos de ‘Sherlock’ son un puzzle en el que en cada pieza descubres una nueva forma que crees incapaz de encajar en ningún sitio pero que, una vez puestas todas las piezas, componen una imagen fascinante.
LA AMBIENTACIÓN
La ciudad de Londres no es sólo un decorado, es un protagonista más de ‘Sherlock’. Un elemento inerte que cobra vida para conferir la majestuosidad que requiere cada caso. Quizá es el elemento más clásico de todos, porque por mucho que se pueda modernizar a Sherlock Holmes su ciudad es y será siempre Londres. Una serie que supera la intachable factura británica y que, al igual que en el guión, consiguen hacer auténticas virguerías. Una fotografía excelente a la que se le suma una banda sonora con una presencia tan rebelde como la de su protagonista. Cada uno de los elementos que componen ‘Sherlock’ responden a un todo, a su pareja protagonista.